La alegría por bandera
Defender la alegría como una trinchera. Lo escribió Benedetti, lo cantó Serrat, que es el culé al que más quiero en el mundo. Defender la alegría perica tras la victoria del derbi de todos aquellos que la quisieron ensuciar, esconder tras los subterfugios de siempre. Uno de ellos, Piqué, con lo de “Espanyol de Cornellà”, que lleva implícito un desprecio clasista. No se debe insultar a Gerard: es un culé tan perfecto que parece diseñado por un perico. Es como Gaspart, pero en guapo. Y como él, tampoco sabe perder. Que aprendan de nosotros: el club más perdedor del mundo y por ello sabemos exprimir una alegría hasta la última gota. Lo reivindicó el entrenador ante una pregunta impertinente en la rueda de prensa, y tenía razón. La alegría de los pericos es su mayor patrimonio, por escaso. Debe protegerse por encima de cualquier otra consideración. Por cierto, escribí hace dos columnas que Quique no dejaría en su legado ningún partido memorable. Pues ya lo tiene míster, y de los grandes. Gracias.
Este sábado juega el Espanyol un bonito partido, con el doble reto de vencer a otro equipo mejor y seguir defendiendo la alegría como una bandera frente a los que ya esperan al jueves en redacciones y tertulias, afilando la guadaña. Pero hasta el jueves, ¡queda tanto para seguir disfrutando!