Zidane no se va a arrugar...
Los malos resultados han puesto a Zidane en el punto de mira. Y los que antes no se atrevían a criticarle ya empiezan a machacarle. Nada nuevo bajo el sol de España, dónde el oficio de entrenador es de lo más expuesto. Algo normal que el técnico esperaba. “Hace tres años y medio que me preparo para afrontar una situación complicada”, confesó Zizou hace poco a su gente más cercana. Y eso va con los palos incluidos. Pero lo bueno con mi compatriota es que no se deja influir por los ataques exteriores. No se va a arrugar por las críticas, pero tampoco va a utilizar estos reproches para buscar revancha. Piensa Zidane que cada uno es libre de hacer lo que quiere en el marco de su profesión: él entrena un equipo y los demás opinan. Los ilusos que creen que con sus análisis orientados y sus reprobaciones interesados van a influenciar al míster del Madrid se equivocan gravemente.
Para Zizou sólo existe una verdad: la del vestuario. Su barómetro como técnico es la relación con los jugadores y su implicación en su proyecto. Por eso explicó que si pensase que sus mensajes al equipo tuvieran menos efecto que antes tendría que marcharse ya. Les puedo asegurar que no era ningún farol sino un convencimiento profundo. El día que él detecte una grieta imposible de reparar dejará el cargo a otro sin dolor ni remordimiento. Pero me da que estamos todavía muy lejos de ese momento.