Las 7 diferencias entre el Sergio Ramos de Interviú y el del Real Madrid
Para empezar ya no va embadurnado en aceite.
Esta semana conocíamos la noticia del cierre de Interviú, la revista que durante más de 40 años nos dejó en los quioscos la complicada pero resultona combinación de portadas de infarto con reportajes también de infarto.
Entre los reportajes más importantes que nos dejó, en el ámbito futbolístico destaca la portada de Sergio Ramos. El hoy capitán del Real Madrid y de la Selección Española posó para los fotógrafos de la revista en 2004, siendo aún jugador del Sevilla, y lo hizo así, con unas Total90 y mucho aceite:
Como el tiempo pasa para todos, en Epik nos hemos puesto a buscar las diferencias entre el Sergio Ramos pipiolo y el actual. Y hay unos cuantas:
1. Para empezar lo evidente: no tenía tatuajes
El cuerpo del Sergio Ramos de 2004 era un lienzo en blanco, y el entonces canterano del Sevilla lo debía tener claro, porque ya tenía un tatuaje en su brazo izquierdo, pero nada más. 14 años después, Ramos es uno de los futbolistas españoles más tatuados, ha cambiado de look y se operó la nariz después de fracturársela durante un partido.
2. No había debutado con la Selección
El ahora capitán debutó con La Roja en 2005, un año después de esa portada. Por supuesto, tampoco había ganado la Champions ni todos los méritos con los que ahora cuenta.
3. No había perfeccionado la técnica de marcar goles de cabeza en el 94:
No sabemos si esto es algo que surgió solo una vez que se cortó el pelo. Pero el Ramos de Interviú, no se despeinaba tanto.
4. Aún no había formado su Equipo A junto con Isco, Modric y Marcelo, que aquí están en una de sus misiones volando en helicóptero:
5. Ramos aún no sabía entonces que este era su gesto favorito (si no damos por hecho que habría posado así):
6. Aún no sabía la diferencia entre el basket y el baloncesto:
En una entrevista recién llegado al Madrid Ramos tuvo un lapsus, "mis amigos jugaban al basket y al baloncesto" dijo, fruto seguramente de los nervios. Hoy ya lo tiene claro y Llull se lo aclara.