Laso, Doncic y el final feliz
El baloncesto siempre ha sido amigo de números y estadísticas. Este miércoles, dos guarismos sobrevolaban el Buesa Arena antes de comenzar el duelo, los dos alusivos al equipo visitante. Uno de ellos envolvía nombres históricos, incluso míticos: Pablo Laso igualaba a Pedro Ferrándiz a 490 partidos como entrenador del Real Madrid. Laso nació en Vitoria y se formó como jugador en el Baskonia, lo que hacía aún más especial este clásico de la competición española. El otro número, redondo, nos recordaba que por detrás viene un Ferrari a toda velocidad, capaz de batir cualquier récord que se le cruce: Luka Doncic, a sus 18 años, cumplía 100 encuentros en la ACB. Debutó el 30 de abril de 2015 frente al Unicaja y desde entonces ha ganado dos Ligas, dos Copas, un Eurobasket… Y un sinfín de premios MVP.
Con estos nombres y estos números en la cancha, uno sólo imaginaba un desenlace favorable al Madrid, una revancha de aquella reciente afrenta que supuso perder por 30 puntos (105-75) ante el Baskonia en la Euroliga. Y así fue. No hubo paliza de ida y vuelta. Al contrario, la riña discurrió muy igualada durante tres cuartos, hasta que Doncic se desperezó en el último parcial y en cinco minutos mágicos abrió brecha para mantener a su equipo invicto fuera de casa en la ACB: siete de siete. El esloveno había pasado casi inadvertido durante el pleito, pero en un suspiro resolvió y se erigió como el jugador con más valoración (20). Así de fácil hace el baloncesto. Esta es la octava victoria consecutiva del equipo blanco, que vive un momento dulce a pesar de su abarrotada enfermería. El día merecía un final feliz.