Inoue sacó el rodillo: noqueó a Boyeaux en tres asaltos

Japón se detuvo una noche antes de fin de año. Como ha hecho los últimos tres años, Naoya Inoue se subía al ring bordeando el último día del año para intentar regalarles una exhibición. Es un ídolo y nadie se lo quería perder. Él volvió a maravillar, dejando claro que no tiene rival en su categoría, dando más sentido a sus palabras de la rueda de prensa previa al combate: "Será mi última defensa del supermosca, subiré de peso en 2018", apuntó. Quiere retos, esa fue la noticia del fin de semana, porque ante Boyeaux no la hubo. El japonés destrozó a su rival en tres asaltos. Sin oposición.

Boyeaux no regaló nada. Salió a moverse y a mandar con su jab. No le incomodó a Inoue, que tomó el centro del ring para decicarse a cortarle las salidas y percutir. Lanzó pocos golpes, pero con gran precisión. Mientras, el francés no lograba rozar al púgil local. No cejaba en su empeño e Inoue le supo leer. Esquiva, crochet de izquierda al mentón y Boyeaux probó la lona por primera vez. Se rehizo y la campana hizo el resto, pero le había hecho daño.

No se obcecó Inoue. Fue trabajando arriba y abajo al francés en el segundo asalto, buscando sus debilidades. La paliza iba en aumento y en el tercer asalto decidió ponerle fin. Encontró Inoue en la zona hepática al francés, que fue al suelo. Se levantó, pero el camino estaba marcado para el nipón. De nuevo al suelo pocos segundos después, otra vez arriba Boyeaux, que miraba a su esquina desesperado. No sabía como frenar a su rival. Inoue repitió la mano, izquierda abajo y tercera vez en ese asalto que Boyeaux iba al suelo. No regresó, el árbitro detuvo el combate. Exhibición y promesa: Inoue quiere más.