Ante un Clásico en horario del vermú
Este de hoy bien podría pasar al recuerdo como el Clásico del Vermú, por su impactante horario. A muchos de los asistentes les molesta, y también a muchos de los que no irán, pero encuentran igualmente transgresor el horario. Las miradas, claro, se vuelven contra Tebas. El horario busca una franja de tiempo de gran presencia en Asia; el de la segunda vuelta se jugará en ‘horario Champions’, que viene a ser la hora de comer en América. Se trata de exponer el Clásico en cada uno de nuestros dos grandes mercados, y una vez toca dar prioridad a una zona de la tierra y después a la otra. Nadie se olvide que competimos con la Champions.
Para el aficionado de toda la vida, estos horarios atropellan sus viejas costumbres, y es así. Esta jornada ha sido la recaraba, con partidos de martes a sábado, ambos inclusive, y el Clásico en víspera de Nochebuena, quizá condicionando vacaciones, y en horario muy blasfemo. Pero recordemos que hace tiempo que la televisión pone mucho más dinero que el aficionado que va al campo. En los clubes más modestos de Primera viene a ser en torno a un noventa por ciento. En el Madrid y el Barça, la asistencia al campo supone un tercio. El resto son televisión y márketing, que podemos considerar que van de la mano.
Lo importante es que salga bueno, y para eso están Cristiano y Messi, junto a sus lujosas cortes. El Madrid, tras unas semanas vacilante, recuperó el pulso ante el Sevilla y el aura tras el Mundialito. Ahora hasta cuenta con Bale como bala de plata para la segunda mitad. En el Barça, Valverde ha construido una máquina eficaz en la que pesa Paulinho. Es otro Barça, pero es un buen equipo, con un portero que ha resultado excelente una vez que ha dejado de creerse jugador de campo. Un partido así bien merece sacrificar por un día el vermú. Y también los seguidores del Madrid y el Barça en Oriente tienen derecho a disfrutarlo.