Quique está lejos de su “sueño”
Llega lanzado el Atlético a Cornellà, mal augurio para un Espanyol que, sin embargo, es impredecible. Basta con recordar que el mejor partido de los pericos esta temporada fue ante un Valencia que también se plantaba invicto y que sufrió de lo lindo, aunque al final ganó. Para empezar, si el elogio debilita, hizo bien Quique ayer en halagar a los rojiblancos, al considerar nada menos que el proyecto de Simeone es el más admirable de toda LaLiga. 1-0.
Sin embargo, los parabienes del entrenador del Espanyol al club donde alzó la Europa League —en cierto modo, de hecho, esa era actual a la que tanto piropeó empezó con él— suenan sobre todo a anhelo. Y más aún, en estas horas bajas. Si Quique aceptó hace año y medio la oferta del Espanyol, fue especialmente porque le brindaba la posibilidad de comandar la construcción de un proyecto, desde su nacimiento de la mano de Chen Yansheng hasta su culminación con la teórica entrada del Espanyol en la Champions. Hoy ese objetivo es tan difuso que el presidente, que antaño se marcó alcanzarlo en 2019, ya ni siquiera le pone fecha, y el técnico directamente lo calificó ayer de “sueño”.
Precisamente la ausencia de fechas límites para la consecución de objetivos linda peligrosamente con la autocomplaciencia y con el desborde de otro límite, el de la paciencia de una afición cada vez más desarraigada. Por ello, solo la complejidad de un adversario como el Atlético evita que hoy se viva un plebiscito, tratándose del primer partido en Cornellà tras los cánticos de “Quique, vete ya” y “directiva, dimisión” que se profirieron ante el Girona. Si 2016 fue la ilusión, el desencanto de 2017 solo se puede cercenar en 2018 si hoy se atisba un destello de entusiasmo y no la enésima dosis de mediocridad.