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El Madrid pasó un susto ante el Al Jazira

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La anterior semifinal del Mundialito me pareció un petardo, por su mal juego y su constante suciedad. Esta, sin embargo, me pareció interesante, quizá por la forma en la que la ilógica lógica del fútbol desafió el pronóstico. El Al Jazira se batió contra su destino de fácil goleado, se puso 1-0, y hasta 2-0, corregido por el VAR, y puso al Madrid en un aprieto. En el momento, recién empezado el segundo tiempo, en el que entró el segundo gol de los locales, pensamos estar asistiendo a la mayor sorpresa del siglo, equivalente al maracanazo. Luego lo enmendaron los goles de Cristiano y Bale, que compareció a diez minutos del final y se hizo ver.

El valor del partido fue la imprevisibilidad del fútbol. El Madrid arrancó con la superioridad esperada, pero el veterano y alopécico Ali Khaseif las paraba todas: con las manos, con el cuerpo, con la cara, con el poste... El fútbol, superior pero algo mecánico y muy poco inspirado del Madrid, moría ahí. Y en el árbitro, que le quitó dos goles. En el primero vio un empujón de Cristiano previo al cabezazo de Benzema. El segundo lo anuló porque el VAR le avisó de que Benzema, que no intervino, estaba adelantado y la asamblea virtual dedujo que su posición influyó en el gol. Esas jugadas las teníamos claras tiempo atrás, ahora ya no.

Con eso y con un buen contraataque del Al Jazira, resuelto con un pase a la red de Romarinho, la gota de talento brasileño del equipo, nos fuimos al descanso 1-0. La segunda mitad empezó con un susto mayúsculo, un contraataque de dos contra nadie que acabó en el 2-0, que el VAR anuló porque el impaciente Boussouffa se adelantó al pase final. Ahí recogió los papeles el Madrid. Además, se fue por lesión Al Khaseif, cuya fecha de nacimiento recomiendo conocer para elegir el billete de lotería. Apretando y apretando marcó Cristiano, y ya muy al final Bale, que hizo así productiva su fugaz aparición, como ante el Fuenlabrada.