La Real Sociedad termina segunda en el Grupo L de la Europa League al perder 1-3 en Anoeta contra el Zenit. El equipo ruso supo aprovecharse de tres errores defensivos del equipo donostiarra para llevarse la victoria en un partido en el que siempre llevó el peso, pero que no fue capaz de sacar rédito de ello y le costó generar ocasiones claras de peligro. Los donostiarras lograron empatar el primer gol del Zenit al salir del descanso, pero cuando mejor estaban para buscar la remontada, en otro fallo en defensa al tirar el fuera de juego, el equipo ruso marcaba el 1-2 que dejaba completamente noqueado al equipo de Eusebio. Y entre eso, y el desagradable incidente en la grada con aficionados radicales del Zenit, los donostiarras terminaron de desconcentrarse para acabar perdiendo por 1-3 de forma injusta, porque hicieron más como para llevarse esta derrota tan dolorosa.
La Real Sociedad salió mandona al terreno de juego, dominando el partido a partir de la posesión de balón, de forma descarada, monopolizó la pelota, pero le faltaba precisión en el último pase, en el último centro, especialmente por banda derecha, con Januzaj moviendo toda su magia al servicio del equipo realista, y con el empuje imparable del incansable Odriozola. Pero a los realistas les faltaba genera una ocasión de peligro real, todo era run run que moría a las puertas de la portería rusa. El Zenit, a diferencia de otros rivales europeos, no esperaba atrás y planteaba una presión arriba, buscando a la Real en su campo y dificultando así la precisión en los pases del equipo de Eusebio. Fruto de esa presión llegó el jarro de inmerecido del gol de Erokhin a la media hora de juego, tras un error realista en la salida de balón, aprovechado por el equipo ruso, Rigoni disparó y rechace de Rulli al punto de penalti lo cazaba el lateral zurdo del Zenit a portería vacía. La salida de vestuarios parecía perjudicar a la Real, pero enseguida volvieron a tomar el mando de las operaciones, y en una acción preciosa de Januzaj, de auténtico mago, lograba marcar en línea de gol Willian José. Entonces parecía el momento de los donostiarras para lograr la ansiada y buscada remontada, pero un error de Rulli al despejar blando al centro un córner y un fuera de juego mal tirado provocaba el 1-2 de Ivanovic que dejaba tocado, pero no hundida a la Real.
Querían los de Eusebio, pero se defendía con un aplomo terrible el equipo ruso, y prácticamente ahí se acabó el partido. Fue un quiero y no puedo, terminado de culminarse por culpa de los incidentes protagonizados por los aficionados rusos en las gradas de Anoeta que terminaron de sacar del partido a la Real. Unos desagradables sucesos que dejan el balance de cinco detenidos y la amenaza de sanción dura de la UEFA por culpa de las bengalas que sacaron los seguidores del Zenit. La Real terminó desencajada por el esfuerzo del partido, como si les costara digerir el injusto desenlace de la película, sin tener casi capacidad de respuesta ante el Zenit, que marcaba el tercer gol en otro desajuste defensivo de la Real, muy penalizada y condicionada por sus propios fallos. Fueron tres, y fue duramente castigada por ello. Europea no perdona. Que aprenda la lección, porque en dieciseisavos de final el nivel de exigencia aumenta. Termina Segunda, con doce puntos, con un papel más que digno, y no se puede emborronar su trayectoria europea por este partido, pero es cierto que el Zenit le hace seis goles en dos partidos sin hace mucho más que la Real, pero si dando la sensación de ser más equipo, o al menos más preparado para estas aventuras continentales. Y eso deja un poco de preocupación. Por mucho que la Real no haya sido menos que el Zenit.