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Un primer examen del mercado

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Transcurrido ya un tercio del campeonato, el perico tiene cada vez más dudas de que la configuración de la plantilla sea positiva, tanto en número como en nombres. Primero, porque hay diez de los 25 jugadores que han participado menos de 270 minutos, lo que equivale a tres partidos completos. Y, segundo, porque únicamente Hermoso y Darder se pueden considerar titulares. Tener una plantilla tan numerosa solo tendría justificación en noches como la de hoy. Que los menos habituales demuestren que tienen nivel para derribar a un Segunda y que ayuden a alargar el sueño copero lo máximo posible. No está el horno del Espanyol para más malas noticias, después de los horarios, la marcha del equipo, la menor inversión de Rastar y el contexto de rarezas que pululan en este agitado otoño.

Caer eliminado no es el fin del mundo, pero equivale a otra palada de tierra sobre el proyecto, que no deja de vivir sobresaltos. El horizonte sería oscuro, sin Copa y con el equipo aún a la espera de un despegue que resta posibilidades. La plantilla empieza a sufrir las primeras consecuencias, como la “asfixia” que sufre Marc Roca por su situación en la plantilla u otros malestares que aún no son públicos. La mejor medicina son los resultados, como bien dijo ayer Quique, ya que siempre cierran heridas o tapan los problemas más primarios. El Espanyol es un club con solera y tampoco estaba tan mal hasta la llegada del madrileño: en 2015 llegó a unas semifinales de Copa y solo sufrió por no bajar uno de sus ocho años en Cornellà-El Prat. Por eso no hay justificación para la derrota. Y sí para pasar sobrado.