El jolgorio del Zimbabwe de Mugabe para recibir a Brasil
En 2010, previo al Mundial de Sudáfrica, la selección de fútbol de Zimbabwe (entonces, en el 111° del ranking FIFA) jugó un amistoso ante la pentacampeona del mundo.
En 1980, Robert Mugabe ascendió a la oficina del primer ministro de Zimbabwe. Su victoria electoral derrocó al gobierno racista, inspirado en el apartheid sudafricano, dirigido por Ian Smith; una herencia colonial británica tras la independencia de facto del territorio de Rodesia del Sur. El nombramiento de Mugabe legitimó al nuevo país ante los ojos del mundo; la ONU abrió sus puertas, las potencias ofrecieron su reconocimiento unánime, aún cuando China y Corea del Norte habían sido acusadas de auspiciar la guerrilla liderada por Mugabe para enfrentar al régimen segregacionista. Rodesia se convirtió Zimbabwe. Y el Mugabe líder degeneró en el Mugabe autoritario; el que desató la hiperinflación, defenestrado por Amnistía Internacional y Human Right Watch, el que expropió las granjas de los ganaderos blancos que constituían el engranaje económico de la antigua Rodeisa; el que gobernaba con puño de hierro un país que un día fue 'la joya de África' y terminó en el sótano del Índice de Desarrollo Humano. Hoy, después de 37 años en el poder, Robert Mugabe, el mandatario más longevo del mundo, no es más el presidente de Zimbabwe.