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Buffalo Bills

Nathan Peterman, el quarterback más breve que se recuerda

El QB de los Buffalo Bills debutó en la NFL lanzando cinco intercepciones en la primera mitad del partido contra Los Angeles Chargers.

Actualizado a
Nov 19, 2017; Carson, CA, USA; Buffalo Bills quarterback Nathan Peterman (2) throws an interception as he his hit by Los Angeles Chargers defensive end Joey Bosa (99) during the second quarter at StubHub Center. Mandatory Credit: Kelvin Kuo-USA TODAY Sports
Kelvin KuoUSA TODAY Sports

Es probable que la carrera en la NFL de Nathan Peterman haya durado medio partido. Sin duda es una aseveración exagerada, que no tiene en cuenta que este es un mundo en el que la entropía nunca para de aumentar y a saber lo que nos deparará el futuro, pero es una conclusión que ahora mismo resulta de los más plausible.

Es lo que sucede cuando te conviertes en el centro de atención de la NFL por todas las malas razones deportivas imaginables. Que es complicado concatenar tal sucesión de catástrofes y sobrevivir.

Nathan Peterman lanzó cinco intercepciones en la primera mitad del partido contra Los Angeles Chargers. No todas fueron culpa de él. No es que el partido se perdiera sólo por eso. Pero no tiene ninguna importancia porque los cinco balones perdidos resuenan tan fuerte que el resto pasa a ser asunto de decimocuarta a su lado.

Ésto es debido al contexto generado en los Buffalo Bills. Sean McDermott, entrenador del equipo, decidió a mitad de semana que Peterman, rookie de quinta ronda del draft, iba a jugar en lugar del hasta entonces titular, Tyrod Taylor. La decisión pilló a contrapié a todo el mundo. A la prensa, a la afición, al vestuario, a los propios protagonistas en sí. Con 5-4 de récord, y en posición de jugar por los playoffs, pareció un movimiento muy agresivo que fue entendido como un riesgo innecesario por la mayoría de opiniones.

Eso hizo que la atención se centrara enormemente en Peterman este domingo. No sólo la atención de Buffalo sino de todos los seguidores de la liga. Y, claro, responder a eso con cinco intercepciones es un desastre de proporciones bíblicas.

En la segunda mitad, Tyrod Taylor recuperó el puesto, y es de suponer que de manera definitiva para esta temporada. De hecho, es de imaginar que el bochorno que ha sufrido en la banda por Sean McDermott ha sido cosa seria.

Y cosa menor también si lo comparamos con la "movida" que tiene que tener montada en el vestuario. Los jugadores son gente orgullosa y a veteranos como LeSean McCoy, Richie Incognito o Charles Clay no les ha debido hacer ninguna gracia tamaña ópera bufa.

La historia del quarterback más breve que se recuerda, porque las oportunidades que va a tener Peterman de ahora en adelante tendrán que ver sólo con lesiones y situaciones desesperadas, tapa el hecho de que a la defensa de los Bills, ahora mismo, se le hacen yardas y puntos por todas las esquinas, y que el grupo se había metido en una espiral derrotista mucho antes de que el dilema entre Taylor y Peterman tomase el centro del escenario.

La gestión de Sean McDermott se ha llevado una bofetada inolvidable, sonora, dolorosa, y con ella una buena porción de la legitimidad que había acumulado en ésta su primera temporada como entrenador jefe. Ahora mismo el equipo, tras perder con todas las de la ley por 54 a 24 contra los Chargers, está 5-5 y, matemáticamente, con opciones de pelear por los playoffs. Pero es un espejismo: el objetivo no puede ser otro que recuperar la dignidad, la fe y el orgullo en las próximas semanas, y ganar, ganar, ganar, para olvidar el episodio de la minúscula, en tiempo, y gigantesca, en relevancia, titularidad de Nathan Peterman.