Curry (35) explota en un tercer cuarto devastador (47-15) y acaba con la fiesta de El Proceso
Los Sixers bailaron a los campeones durante 24 minutos. El futuro está a la vuelta de la esquina. "Simmons y Embiid son especiales".
Un partido de extremos. En 48 minutos, los aficionados que se dieron cita en las gradas del Wells Fargo Center pudieron disfrutar/sufrir de las dos versiones más exageradas tanto de sus Philadelphia 76ers como de los Golden State Warriors. 48 minutos de maravillosa locura que nos llevaron de viaje al futuro y de vuelta al presente. Qué futuro. Y qué presente.
Los Sixers, que volvían a casa después de cerrar un road trip de cinco partidos por el oeste con tres victorias (incluida la monstruosa noche de Embiid en Los Angeles), salieron como un rodillo. Una versión muy Warriors (por genial y devastadora) en la que las transiciones (todo empieza atrás), los triples del recién renovado Covington y la facilidad para el pase interior de Simmons (facilidad para encontrar soluciones) desmontan a cualquier rival y nos llevan de cabeza al mundo de los sueños. El Proceso es el futuro, un futuro que está más cerca que ayer.
Joel Embiid choca los cinco con algún espectador y cruza palabras con el guerrero Draymond Green pero, como en tantas otras ocasiones, sus extras son solo extras, la verdadera historia estaba sobre la madera: 47-28 Philadelphia tras los primeros 12 minutos y 74-52 al descanso. Una fiesta.
Curry acabó con 35, Durant con 27, Covington y Redick con 20, Embiid con 21 y Simmons... Simmons con 23 puntos, ocho rebotes y 12 asistencias, dejando una vez más detalles a la altura de los talentos más especiales de las últimas generaciones. Lleva 15 partidos en la NBA y se puede decir prácticamente cualquier cosa de él sin que signifique exagerar. Así de especial.
Los 22 puntos remontados igualan la mejor marca histórica de los Warriors desde el descanso. Qué dos equipos, presente y futuro de la NBA. Qué locura de partido.