La metamorfosis de Wiggins: se pone fuerte para ir a los Juegos
Subió una foto a su Instagram en la que se le ve mucho más fornido que en su etapa ciclista. El motivo es que quiere ser olímpico en remo en Tokio 2020.
Bradley Wiggins suma ocho medallas olímpicas en su trayectoria ciclista. Siete en pista y una en ruta. Ha sumado medallas en todos los juegos desde Sidney 2000 y tiene cinco oros: uno en persecución 4.000 metros en Atenas, dos en persecución y persecución por equipos en Pekín, uno contrarreloj en Londres y otro en persecución por equipos en Río. Eso además de todos sus éxitos en ruta, con el Tour de 2012 como cénit. Con semajante palmarés, cualquiera podría vivir tranquilamente de las rentas el resto de sus días.
Pero el británico quiere más y ahora se ha propuesto volver a ser olímpico en Tokio 2020. Aunque no será sobre una bicicleta. Esta vez, Wiggins luchará por las medallas montado en una embarcación. Quiere ser campeón olímpico en remo y para ello ya entrena duro a las órdenes de su compatriota James Cracknell, que lo consiguió en Sidney y Atenas. Tan duro que el cuerpo de Wiggins ha sufrido una metamorfosis, pasando de la característica delgadez de los ciclistas profesionales a una complexión mucho más fuerte.
"Empecé en el remo cuando me retiré para mantenerme en forma, pero mis números eran buenos así que me lo he empezado a tomar como algo profesional y entreno siete días a la semana", declaró en junio al Daily Mail. El siguiente paso, los Campeonatos Indoor de Reino Unido en diciembre. En en el horizonte, Tokio 2020.