La guinda para el resurgir
Perdió el Sevilla de Eduardo Berizzo tres partidos seguidos y parecía que se iba a acabar el mundo. Ganó los últimos tres consecutivos y se le ha dado una normalidad absoluta. Es la vorágine en la que está instalado el Sevilla y es el peaje del éxito, aunque la pérdida de perspectiva en la capital andaluza a veces lleva a situaciones irrespirables. Lógicamente, las goleadas con las que se volvió de Moscú y Mestalla merecían crítica y un parón para reflexionar. Del mismo modo, la rectificación de Berizzo de su sistema y el buen juego desplegado ante el Spartak de Moscú mientras duró la gasolina son también dignos de elogio.
Pero lo que no deja motivo a la duda y espanta cualquier tipo de crítica es ganar en el Camp Nou al Barcelona. Principalmente porque es de los pocos estadios en los que al Sevilla se le tiene en cuenta más el qué que el cómo. Hace 15 años que no se regresa a Nervión con un triunfo en LaLiga y el siguiente no puede hacerse esperar mucho más por la mera estadística de que ya va tocando. En el Sevilla no valen las sensaciones tras estos últimos triunfos pero, tras la depresión, ganar en el Camp Nou supondría culminar con la más sabrosa de las guindas la semana en la que se hizo lo que se debía hacer.