Hay que querer ganar
Este sábado el Espanyol debe ganar, pero para conseguirlo debería querer ganar. No es una obviedad aunque lo parezca, puesto que en muchas de las declaraciones de técnico y jugadores que hemos escuchado esta semana hemos vuelto a poner la tirita antes que la herida. Nos han hablado del Alavés, un equipo que hace rato que ha presentado su candidatura al descenso, como si se tratara de algo diferente del colista. Tres puntos en diez jornadas, un ritmo de desahucio antes de la primavera. Es cierto que tienen nuestro partido subrayado en rojo desde hace ya tiempo, que nos esperan enrabietados y que necesitan ganarnos imperiosamente, pero cuando empezamos a hablar más de las necesidades del rival en lugar de hacerlo de las nuestras, la cosa suele acabar mal. Hay que tener las mismas ganas de ganar que el rival porque eso es la única cosa que nos protege realmente de perder.
Si asumimos que en ocasiones somos inferiores a algunos rivales, por la misma regla de tres ahora hemos de asumir nuestra superioridad aunque seamos visitantes. Y por supuesto actuar en consecuencia. Ejercerla. El Espanyol debe ganar en Mendizorroza. Porque es superior. Porque no hemos ganado todavía a domicilio. Porque hay que empezar a mirar sin complejos hacia arriba. Porque sí.