SERIE MUNDIAL | DODGERS-ASTROS
Un imprevisible sexto partido aguarda a Astros y Dodgers
Con la bendita locura que está caracterizando a la Serie Mundial, el partido de esta noche promete ofrecernos otro carrusel de emociones.
Resulta imposible encontrar el término o términos adecuados para describir lo que estamos viendo en este Clásico del otoño que enfrenta a Houston Astros y a Los Ángeles Dodgers por la tremenda capacidad para cambiar que están teniendo los partidos, no con uno ni dos sino con innumerables puntos de inflexión que nos llevan al más difícil todavía que puede esté por llegar, porque nunca se sabe con estos dos magníficos equipos.
Solo así se puede entender que si bien tanto el primero, tercero y cuarto partido no dejan de ser excelentes ejemplos de este maravilloso deporte, lo ocurrido tanto en el segundo como en el quinto nos lleva a esa cota que parecía inalcanzable por mucho que nos parezca que lo que hemos visto con anterioridad no pueda ser superado.
Y en ese preciso instante, se nos avecina el sexto partido en el Dodger Stadium.
Un enfrentamiento de altura
Con la serie liderada por los texanos por 3-2, la situación parece ideal para que sea finiquitada gracias a una dominante actuación de Justin Verlander de cara a postularse como una de las múltiples opciones para el MVP junto a George Springer o Yuli Gurriel, pero no hay que precipitarse con las expectativas, que ya sabemos cómo está transcurriendo esta final.
No se puede entender de otra manera que en las dos absolutas joyas que nos han llevado a entradas extra como fueron el segundo y el quinto partido se hayan producido cinco jugadas en las que la posibilidad de victoria a favor de uno u otro haya cambiado en torno a un 25% en una sola acción, lo que la convierte en una absoluta barbaridad en términos de probabilidades y un hito más para estas Series Mundiales que están reescribiendo el libro de los récords de este deporte con unos bateadores inasequibles al desaliento.
Porque si algo está caracterizando esta grandísima final que va camino de ser una de las mejores y más emocionantes de la historia, es su imprevisible guión en el que tan pronto un equipo pasa de la euforia al desaliento y vuelta a la euforia en cuestión de minutos o segundos según la impresión que nos queda.
Una situación cambiante
Aunque la narrativa favorezca ahora mismo a los texanos, no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo y más sabiendo cómo es el béisbol, en el que hay que luchar, morder, arañar o lo que sea necesario a lo largo de los 27 outs que componen un partido. Únicamente así podemos llegar a comprender que Clayton Kershaw tenga una marca de 99-1 cuando recibe un respaldo de cinco carreras o más… y los Astros encuentren el resquicio para no renunciar a sus opciones de victoria para protagonizar una hazaña a la altura de unos pocos elegidos.
Si algo están mostrando estos dos conjuntos es una personalidad arrolladora, fuerte ante la adversidad y que es la base ideal a la hora de seguir peleando por el triunfo parcial y definitivo en la gran final. Yasiel Puig nos garantiza que la final no va a acabar en el sexto partido… y tampoco querrá que sea el caso Rich Hill.
Porque el veterano de 37 años se ha sobrepuesto a numerosos varapalos en la vida, viéndose obligado a abandonar este deporte por multitud de lesiones, enfrentarse a la trágica muerte prematura de su hijo en 2014 y encontrar el camino de vuelta a las Mayores gracias al redescubrimiento de su curva en 2015 desde las ligas independientes hasta llegar a este punto, con un épico duelo contra Justin Verlander y con su temporada en juego.
Con todo el mundo desbordado tanto física como emocionalmente por las exigencias, solo te queda recurrir a la épica para rematar esta Serie Mundial como se merecen. ¿Se puede pedir algo más?
¿Alguien dijo un séptimo partido?