Diego López prende la única luz en el apagón del Espanyol
Debutaba el Espanyol en Tenerife y mostró que la alineación, con diez cambios y la única continuidad de David López, rinde una hora menos en la Copa. En ambición, en juego y, por supuesto, en resultado. Los prolegómenos ya fueron sintomáticos, con un doble apagón en un Heliodoro Rodríguez donde, a media luz como en el tango, seguía tocando la charanga, cual orquesta del Titanic. Hubo riesgo de suspensión, pues se retrasaba el inicio y al Espanyol le cerraban el aeropuerto en la medianoche tinerfeña. Así que lo que ya de por sí se presentaba como el día más largo de los pericos, con 5.000 kilómetros recorridos en unas 20 horas, acabó por convertirse en un cúmulo de imprevistos y accidentes. Los que desembocaron también en el encuentro más largo. No, no había prórroga, era la ida. Fue fruto del sopor a esas horas.
Respondió el Espanyol al apagón del Heliodoro con uno propio, con un partido oscuro como su camiseta y como la involución del mismo: del dominio territorial se pasó a concesiones al Tenerife y de ahí, a una suerte de asedio local. Ni que decir tiene que no aprovecharon su oportunidad los habituales suplentes, salvo los chispazos de calidad de Sergio García, la voluntad del enérgico Hernán o del aguerrido Diop y las incorporaciones de Melendo, que trató de revolucionar la segunda mitad. Se difuminaron Dídac y Granero, le faltó ‘punch’ a Álvaro, Roca fue de menos a más y buscó sobriedad Naldo en una zaga desbordada. La luz en el apagón la puso Diego López, que en su estreno de este curso constató lo que ya se sabía: el Espanyol cuenta con dos porterazos. El resto, tan tenue que asusta ya otro ‘Alcorconazo’.