Volvió a ganar el Leganés en Butarque. Para un equipo que vive encaramado en puestos europeos, suena una anomalía. Tanto como romanticismo destila su clasificación. Europa. Acechando la Champions. Un sueño. El último triunfo pepinero en casa fue en la primera jornada. Contra el Alavés. Un equipo vasco de ésos que se le atragantan (o atragantaban) a Garitano en la élite. Esta vez el final de la mala racha se confirmó contra un Athletic hosco, mellado en el ataque y romo en defensa.
A los leones le pasa algo parecido a los madrileños, pero a la inversa. No ganan lejos de casa desde agosto. Nubarrones de crisis se ciernen sobre San Mamés, más por las formas que por los resultados, que también. Nada que ver con la luna de miel permanente en la que vive este Lega que suma cinco partidos consecutivos imbatido y que es, con Inter y Barça, el menos goleado de la élite europea. Y todo sin Szymanowski, la estrella caída de la lista para dar entrada a Beauvue, autor del golazo de la noche.
Su exhibición de regates en una contra fugaz llegó tras una pesadilla. El comienzo fue borroso. Como ver un partido codificado en los 90. Niebla por aquí. Rayas que parecían fútbol por allá. Era como masticar cucharadas de canela. Peligroso. Asfixiante. Gabriel y un zurdazo en el 25’ inauguró las (escasas) hostilidades. Era el primer tiro del partido. Los Raúl García tuvieron un puñado más. El del Athletic lo intentó con un cabezazo suave.
Fue toda la producción ofensiva de los leones en el primer acto, que acabó con abucheos para un Mateu Lahoz más preocupado de tarjetear las faltas de disciplina que las patadas. Tras el descanso, la tormenta perfecta. Cuéllar sacó un paradón a Williams en el 47’ y en el 48’ San José la mandó al larguero. El miedo recorrió las gradas de Butarque hasta que Amrabat, en el 54’, le robó a San José un balón que Beauvue convirtió en potencia, desborde y pegada. Golazo. Amrabat aún pudo hacer otro más a la contra, pero Kepa, el mejor león, lo evitó sin tiempo para que los suyos reaccionaran en otra noche de pesadilla lejos del Botxo.