Bakambu deshace a un Girona que murió en la orilla
El del Villarreal logró un doblete en los primeros 20 minutos que dejaron anestesiado al conjunto rojiblanco. Stuani hizo el 1-2 antes del descanso, pero faltó más pegada.
El Girona sigue recibiendo golpes de realidad con una violencia poco merecida. Pero el conjunto de Machín llegó con 20 minutos de retraso al envite con el Villarreal y la fragilidad defensiva le dejó sin reacción. A Bakambu le bastaron dos fogonazos en la primera mitad para dejar en la lona a los rojiblancos. Pese a que Stuani les metió en el partido con su tanto, acabaron muriendo en la orilla. El Villarreal sigue con su particular escalada mientras que el Girona puede pisar este lunes los puestos de descenso si Las Palmas suma en casa ante el Celta.
No tardó Machín en apuntar en su libreta los errores que estaba cometiendo su equipo y el problema estuvo en que cayeron en la trampa de Calleja. El rombo amarillo del centro del campo era una jaula para los rojiblancos y los espacios de los que disfrutaba Manu Trigueros hacían presagiar una debacle. Y así sucedió cuando en el 9’, el medio tuvo todo el tiempo del mundo para ponerle un balón delicioso a Bakambu, que no falló en el mano a mano con Iraizoz. El delantero cogió la espalda a Juanpe (Ramalho rompía el fuera de juego) y empezó a hacer sangre a un Girona que no se encontraba. Pero el sufrimiento aún fue a más cuando, en el 20’, el Villarreal volvió castigar la fragilidad de los de Machín. En esta ocasión fue Fornals el que lanzó un balón a un Bakambu que iba en vuelo y el punta tuvo bastante con soltar un latigazo con la pierna derecha para superar a un vencido Gorka Iraizoz.
El Villarreal estaba siendo infinitamente superior, pero se lo creyó y levantaron el pie de acelerador. El Girona lo detectó y aprovechó los últimos minutos de la primera mitad para meterse de nuevo en el partido. Y quién si no. Stuani avisó en el 39’ y en la siguiente acción, que se inició con un córner, el uruguayo batió a Barbosa. Demostró que es un depredador del área e hizo el 1-2.
En la segunda mitad, el Girona aprovechó la inercia de su gol y colgó del palo a un Villarreal desconectado que solo podía achicar agua. Eso sí, más allá de una acción de Kayode no creó excesivo peligro. Lo que sí había era incertidumbre porque el conjunto de Calleja estaba esperando agazapado para salir a la contra. Y con Bakambu no te puedes fiar. La demostración estuvo en una rápida acción que acabó en Bacca y que provocó que Gorka Iraizoz realizara una intervención milagrosa para evitar el 1-3. Esa acción puso el ¡uy! en la grada y espoleó a un Villarreal que subió líneas y se entró en una fase de intercambio de golpes.
Maffeo estaba entonado por la banda derecha y el último cuarto de hora fue un quiero y no puedo para el Girona. Las acciones de estrategia seguían siendo un suplicio para el Villarreal, pero no hubo acierto. La más clara, en el 86’, cuando tras una falta servida por Douglas la peinó Víctor Ruiz y el balón se topó con el larguero. Tampoco acertó Maffeo en el rechace y no hubo premio. La última acción fue para los amarillos pero Soriano tiró al palo.
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