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ESPAÑA 3-ALBANIA 0

Fiesta y billete al Mundial

España goleó a Albania y selló el pase. El gran juego del primer tiempo convirtió los pitos a Piqué en aplausos. Marcaron Rodrigo, Isco y Thiago.

Fiesta y billete al Mundial
Manuel LorenzoEFE

A lomos de un Isco imperial, la España de Lopetegui convirtió la división inicial en Alicante por el asunto Piqué en una certeza incuestionable, aquella que sitúa a este grupo de jóvenes jugadores en el Mundial por méritos propios y con un juego extraordinario. Objetivo cumplido. El plebiscito en torno al central mutó en una admiración generaliza hacia un equipo que con su fútbol es capaz de solventar conflictos gubernamentales. Con una media de apenas 26 años, los Lopetegui Boys zarandearon a la Albania de Panucci en un primer tiempo formidable y ya tienen el pasaporte mundialista.

Por momentos España volvió a funcionar como en los mejores tramos de las épocas doradas. Lo que en su día eran Iniesta, Xavi o Villa lo fueron esta vez Isco, Thiago o Rodrigo. Los tres marcaron y no es casualidad, porque con Lopetegui este tipo de futbolistas han pasado de soldados en la Sub-21 a coroneles en la absoluta. Isco es eso y quizá más. Su naturalidad para pintar obras de arte abrió el armario albanés y Rodrigo lo aprovechó para anotar como solía en La Rojita.

Aquel aroma embriagó enseguida al resto. Entre Silva, Koke y el propio Isco tejieron la mejor jugada del partido, culminada por el madridista en el 2-0. El mariposeo de Isco hizo tanto daño por la izquierda como las picaduras de Odriozola por la derecha. Estuvo fantástico el debutante de la Real y además regaló con un gran centro el tercero a Thiago. No es fácil que dos primos marquen en un mismo partido pero así ocurrió con él y Rodrigo, algo que ya habían hecho repetidas veces jugando juntos de niños en Galicia.

A Albania no le quedó otra que pedir la cuenta, pese a un remate al larguero de Llullaku. El partido y el resultado pertenecían a España y sólo el cambio de Piqué alteró el ambiente de un segundo tiempo narcotizado. Hubo pitos y también aplausos, quizá más, para cerrar temporalmente uno de los capítulos más difíciles de los últimos tiempos en la Selección. La amarilla que vio le impedirá jugar la última jornada en Israel, igual que la de Silva.

Albania asistió a todo aquello con la timidez de no atreverse a levantar la mano. Sadiku, eso sí, remató de nuevo al palo cuando España esperaba noticias del partido de Italia. Y llegaron. El empate inesperado de Macedonia coloca a la Selección matemáticamente en el Mundial. La primera piedra de un largo camino. El inicio de un sueño que con esta Selección, la de Alicante, la de Piqué, la de todos, es posible que acabe en final feliz en Rusia. Por qué no.