México y el placer de hacer los deberes a tiempo

Es un partido de eliminatoria mundialista, pero ha tomado otro cariz. La emergencia humanitaria, derivada de los terremotos de septiembre, la antelación con la que se reservó el pasaje a Rusia y la excursión a San Luis, con la filial del Atlético en aquella ciudad como mecenas, han convertido un encuentro, a priori definitivo, en un carnaval del altruismo y de investigación táctica para Juan Carlos Osorio. Tiempos de paz.

La eliminatoria, a estas alturas en otras ediciones (2009, 2013), se había instalado en estado de emergencia. Hoy es (casi) todo armonía. Aún circundan las dudas en torno a la “alternativas tácticas” que enarbola el técnico colombiano, que goza de inmunidad judicial ante sus futbolistas pero que ha perdido estrepitosamente el referéndum de popularidad ante la afición. Sus alecciones, por más justificadas científicamente que estén, no calan en los simpatizantes del Tri, nostálgicos por momentos menos regidos en la academia y más en el arrebato. Los debates, ciertamente, versan sobre la forma que dibuja la barba Osorio, pero hace dos partidos que el estado de emergencia se ha desactivado. No hay más noches en vela con calculadoras en mano ni partidos con algoritmos. Lo que hace cuatro años era histeria, hoy es sosiego y un récord para mayor jactancia: superar los 22 puntos que sumó la Selección de La Volpe camino a Alemania.

San Luis, el defenestrado Alfonso Lastras será el escenario. Con la bendición del Atlético San Luis (y del gobierno estatal, inmerso en tiempos pre-electorales), ávidos de notoriedad, el recinto abre sus puertas a la Selección como lo hiciera en 2005 en circunstancias similares. No había un mega-proyecto internacional que respaldara al club local, pero el Tri ya había conseguido su boleto para el Mundial germano; era el penúltimo cotejo de la eliminatoria y el rival era la desesperanzada Guatemala. El encuentro dejó varias notas: el estreno de Guillermo Franco vestido de verde, con grito de gol incluido (qué sabríamos entonces) y un ‘póker’ del ‘Kikín’ Fonseca, la era dorada del ‘Kikín’. Oh, 2005.

Sin mayores presiones, las tareas del Tricolor oscilan entre la imagen y la ingeniería social. Durante la semana, cobijado por la afición (pago mediante), se entrenó para recaudar fondos destinados a la reconstrucción de varios inmuebles devastados por los terremotos. También, lanzará una enésima cruzada para erradicar el ‘grito homofóbico’, en espera de que el público en San Luis, encandilado ante su presencia, olvide las injurias al portero rival. La FIFA seguirá atenta, con la libreta de multas abierta. Y, además, tendrá la oportunidad de lucir repertorio, ahora en un escenario favorable. Para ello, Osorio podrá aprovechar el estado de gracia de Hirving Lozano y Andrés Guardado, y es probable que acuda al rescate de Layún y pruebe los tubos de ensaye con Erick Gutiérrez como interior; también es hora de otro examen para Edson Álvarez, cada vez más cercano a su graduación de maestría. Un laboratorio en pleno. Es el placer de haber hecho los deberes a tiempo.

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