El Atlético de Kenti Robles resistió 45 minutos ante un Wolsfburgo implacable
El Atlético plantó cara al Wolfsburgo en su regreso a la Champions. Mostró su mejor juego en los primeros 45 minutos, pero sucumbió a las alemanas en la segunda mitad.
El Atlético de Madrid Femenino vivió con intensidad su regreso a la Champions, en la ida de los dieciseisavos, ante el poderoso Wolsfburgo. Resistió, brilló y soñó durante los primeros 45 minutos, pero encajó los tres goles en la segunda mitad. En su segunda participación, tras la de la temporada 2015-16, el destino le puso por delante al campeón de las ediciones de 2013 y 2014 y el equipo que viene dominando el fútbol femenino alemán en los últimos años. Una ocasión que la asumió para medir su potencial más allá de la Liga Iberdrola, donde es el vigente campeón y no pierde desde el 28 de mayo de 2016.
El Atlético salió al terreno de juego fiel a su filosofía y con una consigna: dar la cara. Fue un partido intenso, en el que experimentó todo tipo de sensaciones. Pasó de la esperanza a la desesperación y acabó arrollado por el gigante alemán. Empezó plantando cara, fue ganando solidez y pudo adelantarse antes del descanso, primero con la zurda de Sonia y después con un remate de cabeza de Carmen Menayo tras el centro de Amanda.
El equipo rojiblanco no tuvo fisuras en los primeros minutos, con una gran seguridad de Lola Gallardo en la portería y una solidez defensiva que desquiciaba a Popp, Fischer, Hansen y Harder, las puntas del ataque del Wolfsburgo. Ludmila, la perla brasileña llegada este verano, volvió a deleitar con sus desbordes.
En la segunda parte la historia cambió por completo. El Wolfsburgo maniató al Atlético, que perdió brillo a medida que las alemanas ganaban metros. Y se desató la gran batalla. Villacampa había comparado el choque como un combate de boxeo. No se equivocó. Lo más duro llegó entonces. El Wolfsburgó tardó dos minutos en adelantarse por medio de Harder, de un potente disparo cruzado. La propia Harder atosigaba a la defensa rojiblanca y Pajor fue el revulsivo en la segunda mitad.
Los golpes le venían por todas partes. Pereira salvó en el 76’ dos remates de Gurnarsdottir y Pajor. El asedio rival se convirtió en infortunio cuando Meseguer, la jugadora que no suele fallar, acabó marcando en propia puerta. El poderío del Wolfsburgo era imparable y Pajor firmó el 0-3 en el 86’ poniendo fin al sueño rojiblanco. Duró 45 minutos. Ahora toca pensar en el partido del sábado de la Liga Iberdrola ante el Valencia y en volver a dar la cara el miércoles en el partido de vuelta en Alemania. Porque el Atlético nunca se rinde. Es su gran seña de identidad.