El míster sabe cuál es su sitio
Hay entrenadores que quieren todo el poder y que pretenden influir en todos los sectores del club donde trabajan. Recordamos, por ejemplo, cómo Mourinho intentó hacerse demasiado omnipresente y que hubo que pararle un poco los pies. Él sí que quería meterse en los temas de contratos de jugadores y que, por ejemplo, subió a la planta noble del Bernabéu para que se les subiera el sueldo a Pepe y a Di María. Seguramente podríamos opinar que no está mal que un técnico defienda a sus futbolistas ante los directivos de la entidad pero, en el tema del dinero, no me parece muy sano. “Zapatero a tus zapatos” dice el refrán español y Zidane dejó muy claro ayer que conoce perfectamente los límites de su función de entrenador. O mejor dicho los límites que él mismo pone a su misión en el Madrid.
Esta actitud tiene una doble ventaja. Primero nadie le podrá reprochar nada si, por ejemplo, las negociaciones para la renovación de Cristiano no salen del todo bien. Y, segundo, eso le permite marcar bien su propio territorio. No meterse en temas ajenos ayuda a que nadie venga a meterse en los tuyos. Porque Zizou pretende controlar todo lo que hay dentro de su parcela… “¡Quiere conocer hasta la marca del aceite de oliva que sirve para aliñar las ensaladas que come el equipo en las concentraciones de Valdebebas!”, me comentó un día una persona cercana al míster madridista. Sabe perfectamente cuál es su responsabilidad y sobre qué se le juzgará. Por ello también Zidane triunfa en el Real Madrid y podría mantenerse en el banquillo blanco durante muchos años.