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BARCELONA

La pragmática transición de Ernesto Valverde al 4-4-2

Perdido Neymar y sin Dembélé, aún explora salidas. Aleix y Sergi Roberto le funcionan; pero el 4-3-3 volverá con el regreso del francés.

MéxicoActualizado a
Los jugadores del barça durante un entrenamiento.
ALEJANDRO GARCÍAEFE

A Valverde le explotó una bomba en las manos en la gira por Estados Unidos. Neymar se fue del Barça después de jugar (y ser el mejor) contra Manchester United, Juventus y Real Madrid. Al Txingurri sólo le quedó el simbólico Gamper ante el Chapecoense para pensar algo antes de la Supercopa ante el Madrid. Lo solucionó con un 4-3-3 continuista en la ida con Deulofeu, flojo, en el extremo. Y con un 3-5-2 en el Bernabéu. Le cayeron dos chaparrones.

El fichaje de Dembélé consolidó su primer matiz táctico. El Barça se plantaría con un 4-3-3 algo asimétrico en el que el francés, al contrario que Neymar, jugaría acostado en la banda derecha para facilitar su adaptación y ayudaría más en defensa. Eso mandaría definitivamente al centro a Messi y desplazaría unos metros a Suárez a la izquierda. Iniesta y el uruguayo dejarían pista libre para Alba en la izquierda en un movimiento táctico similar al que Zidane ha empleado con éxito en el Madrid con el brasileño Marcelo. Pero la tercera variante también se fue al infierno con la grave lesión en Getafe del ex jugador del Borussia Dortmund.

A Valverde le tocó hacer entonces un ejercicio de pragmatismo que ha dado resultado. Al no ser Deulofeu de momento el jugador de jerarquía que le permitiese mantener vivo el 4-3-3, renunció a ese dibujo y equilibró al equipo con un 4-4-2. El Barça ha perdido ingenio y brillantez. Por el contrario, ha recuperado un empaque que había perdido las dos últimas temporadas. Es sólido y solidario. Es cierto que ha perdido el aroma que le hizo reconocible pero si quería seguir ganando, no lo iba a hacer sólo por talento con la actual plantilla. Valverde decidió renunciar a ciertos fuegos de artificio que ya no funcionaban para dar prioridad a la eficiencia. De momento, el tiempo le está dando la razón.

Para ese 4-4-2 de perfil bajo, ha encontrado de momento dos soluciones. Probado sin fortuna en el lateral, posición para la que se le fichó por 22 millones, Aleix está cómodo en el puesto de interior. Sabe atacar los espacios y tiene filo. Ayuda atrás, pero sin la responsabilidad de cuidar la línea de cuatro, donde sí tiene desatenciones graves. La opción Sergi Roberto, capaz de ayudar a Semedo atrás, moverse bien en el juego interior e irrumpir en la mediapunta, también funcionó en Lisboa. Ojo, es una transición posibilista, no definitiva. Con Dembélé volverá el 4-3-3.

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