Recuerdo los primeros días de Oblak en el Atlético. Se lesionó en pretemporada y muchos comenzaron a impacientarse cuando recibió tres goles en Grecia, ante el Olympiacos, en Champions. Mientras la dirección deportiva solicitaba paciencia y reiteraba su confianza en el meta, los más atrevidos auguraban un batacazo en este fichaje. El Atlético buscaba sustituto a Courtois y el luego madridista Keylor era uno de los que el conjunto madrileño había sondeado. Oblak pasó los apuros de sus primeros partidos y ahora es uno de los mejores porteros del mundo, pretendido por los equipos más importantes.
El Atlético comienza en Oblak y acaba en Griezmann. Cualquiera de ellos tendrían sitio en el mejor conjunto del mundo, ya sea el Madrid, el Barcelona, el Bayern, el Chelsea... Y entre medias, el conjunto madrileño ha juntado una plantilla con calidad y juventud, con futbolistas notables, con hambre y con ganas. Oblak para, no está todo el encuentro en acción pero siempre tiene un par de acciones decisivas, de esas que resultan vitales en cada partido. Luego guarda los guantes y pone punto y final a su tarea. Y así hasta el siguente choque. Ni una palabra más alta que otra ni ninguna polémica con nadie. Parecía imposible que el Atleti encontrara sustituto para Courtois, pero lo encontró. La afición está encantada con Oblak. El Atlético encontró una mina con este portero.