Juan Carlos Navarro, el símbolo del último gran Barcelona
Navarro era, es y será exquisito. Una prolongación de nuestros sueños dentro de una pista. Lo que tú imaginabas, él lo hacía realidad... aunque no fuera el mejor físico de la clase, lo que le hacía más grande, más querido por los que no llegábamos al aro. Sus piernas ya no funcionan como antes (son 37 años ya, más de la mitad en la élite), sin embargo su recuerdo es imborrable. Al igual que su gigantesca presencia, la más grande del baloncesto español con permiso de Pau Gasol. Solo el de Sant Boi, su amigo y compañero en Barcelona, Memphis y la Selección, puede hacerle sombra. Cada uno tendrá su favorito, pero para mí es Juanqui. Eterno Juanqui para mí y para el Barcelona con el que le une algo más que un contrato: toda una historia de alegrías y penas que se alargarán, al menos, durante una década más.