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Theo, el ciclón ya está en marcha

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No había espacio para el error en Anoeta y el Madrid no lo cometió. El fallo de Keylor Navas en el tanto de la Real fue irrelevante. El Madrid fue mejor de punta a punta. Envió un contundente mensaje de autoridad después de los dos últimos empates. Jugó con más empaque que brillo, con más solidez que creatividad y con un control absoluto. Fue un excelente ejercicio profesional, definido por la atención a todos los detalles. No hubo fisuras, ni distracciones en un equipo que alineaba a dos juveniles: Theo y Mayoral. Se reivindicaron en un partido de pantalón largo.

Si todo es como parece, Theo está destinado a suceder a Marcelo y a erigirse en una estrella de fútbol. Pocas veces se ha visto un portento físico de las características del joven lateral izquierdo. Acaba de cumplir 19 años, pero impresiona por su carrocería. En muchos aspectos, es la versión local del Gareth Bale que despegó como un cohete en el Southampton.

La primera impresión es que Theo es aquel primer Bale, pero con mala uva. Y eso es una excelente noticia. Siempre está dispuesto para la batalla. No hay nada sutil en su juego. Theo es frontal, potente y casi siempre irresistible. Le favorecen los espacios largos para atacar y también para defenderse. No se sabe si juega con el inconsciente descaro de un juvenil o ya es todo un carácter. Es más probable lo segundo que lo primero.

Juega sin miedo y juega hacia adelante. Es el perfecto continuador de la excepcional saga de laterales izquierdos en el Real Madrid, donde la trascendencia de Gordillo, Roberto Carlos y Marcelo ha sido monumental, tres defensas nominales con un peso apabullante en el juego de ataque. Y los tres con características distintas.

Gordillo era el incansable engañador que parecía a punto de desarmarse, pero que terminaba con éxito la mayoría de las incursiones. Roberto Carlos era un ciclón con tamaño de bolsillo y una zurda rompedora. Era un extremo con 100 metros de recorrido. La velocidad también era su principal recurso defensivo. Marcelo es menos directo, pero más sutil. Su creatividad resulta tan decisiva en el Madrid como su optimismo.

Theo apunta más a una versión 2.0 de Roberto Carlos que a las sutilezas de Marcelo. Mide 1,85, se desplaza como obús por la banda izquierda y no hay manera de detenerlo cuando se aproxima al punto de máxima aceleración. No es un velocista sin más. Utiliza su rotundo físico como un elemento disuasorio. Parar a Theo es detener un tren a toda máquina.

Se habla de sus defectos defensivos, propios de un jugador muy joven, con querencia por el juego de ataque. Sin embargo, en Anoeta recordó a Roberto Carlos en tres duelos con Odriozola, el prometedor lateral derecho de la Real. Odriozola ha generado problemas en la mayoría de las defensas rivales con su tenacidad para atacar y la facilidad para alcanzar la línea de fondo. Theo se lo impidió de la forma más elocuente: con su vertiginosa reacción de sprinter. Tres duelos y en todos venció Theo.

A Theo le quedan algunas importantes asignaturas que salvar. La primera es aceptarse como suplente. Por encima tiene nada menos que a Marcelo. El segundo desafío es estrictamente futbolístico: necesita mejorar el conocimiento del juego, mezclar mejor con los centrocampistas y elegir los momentos adecuados para aprovechar su formidable potencia. Por ahora atraviesa las líneas como el Coyote, a todo trapo y sin mirar a nadie.

Su actuación frente a la Real Sociedad fue magnífica por juego, poderío y carácter. Theo es un caso claro de jugador hecho desde el primer día a la medida del Real Madrid. Pocas veces se han visto tantos recursos en un futbolista tan joven. Ahora le toca administrar una carrera que se antoja sensacional. Suele ser el reto más difícil de vencer.