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Atlético ATM
1
Griezmann 60'
Finalizado

ATLÉTICO 1 - MÁLAGA 0

Atlético de Madrid vence al Málaga en el estreno del Wanda Metropolitano

El francés hizo el histórico gol de la victoria del Atlético en el estreno del Wanda Metropolitano. El Málaga dio un susto al final pero sigue sin sumar.

Madrid
Atlético de Madrid vence al Málaga en el estreno del Wanda Metropolitano
DANI SANCHEZDIARIO AS

Eran las 20:30 cuando la noche empezaba a filtrarse por la cúpula del Wanda Metropolitano. Nubes rosas del atardecer en Madrid rotas por los aviones de la Patrulla Águila, que con sus colas pintaban el cielo de Atlético de Madrid. Debajo, casi todas las sillas estaban ya ocupadas. La gente miraba, no podía dejar de mirar. Aquí, allá. Mientras se apretaba fuerte la bufanda al cuello. Porque ayer era un día de ponerse la camiseta como se pone una corbata. Con ceremonia. Para este día todo lleno de primeras veces. Porque nacía una vida, la de un estadio. Y los padres que eran hijos hace 51 años ahora eran abuelos llevando a un nieto de la mano, pisando el Wanda Metropolitano.

La historia contará que el primer día de este estadio era de cielo claro aunque primeras chaquetas, nada que ver con la mañana plomiza, a ratos lluvia, a ratos no, en la que comenzó el Calderón. Tampoco en la gente. Sobre todo en eso no. Si entonces, allí, fueron sólo 20.000 los que estuvieron, esta mudanza la habían hecho todos. Los 55.000 del Calderón y otros 13.000, 68.000, aforo completo. Era muy pronto, por la mañana, cuando el rojiblanco empezó a rodear sus muros, con esa grada una vez llamada Peineta ahora convertida en Gradona. Había gente por todas partes. El Metro, la calle Niza, Suecia, los alrededores del estadio. Gente poniéndole sus nombres a esa rotonda, a ese banco, a este bar, a esta puerta. Gente y selfies, muchos selfies. La necesidad de hacer fotos para recordar que se vivió, que se estaba en este comienzo, el del Wanda.

Dentro suena Thunderstruck, de AC/DC, la música que sonaba antes de los partidos del Calderón mientras, afuera, las colas se ordenan delante de las puertas, la gente mira por las rendijas. Miran y exclaman. Qué campo, qué campo. A las 20:00 lo pisan por primera vez. Cómo suena. El Atleeeti Atleeeti tan alto. Se van llenando los asientos, vuela la Patrulla Aguila, sobre el césped ese escudo también ahí ya presente, pintado, para no pisarse.

El Fondo Sur fue el primero en llenarse, eso también lo contará la historia de este día. Que a las 20:08 ya llenaban con su voz los rincones de su nuevo estadio con su Ale, ale, alee infinito cuando salían ellos, el primer once del Atlético en el Wanda Metropolitano. Oblak; Juanfran, Godín, Lucas, Filipe; Saúl, Gabi, Thomas, Koke; Griezmann y Correa. Están sobre el césped cuando la noche ha caído sobre el estadio, suena el himno y el balón ya rueda. A las 20:46 lo que le faltaba al Wanda Metropolitano ya está también. El fútbol. Porque en esta historia también hay un rival, el Málaga, y su principio es como el de todas las grandes historias de fútbol, un silbato. Piii, piii.

El partido comenzó como si los jugadores también quisieran ir ganándose metro a metro su hierba, sin lograr encontrar un hueco por el que colarse a la portería de Roberto. Quizá aún raros de ponerle las cosas su nombre por vez primera. El primer córner, Koke. El primer disparo a puerta, Correa. Las primeras gotas de sudor de su historia ya habían caído sobre la hierba del Wanda Metropolitano, aunque los dos equipos seguían jugando en horizontal, como si Oblak y Roberto no hubiesen sido invitados a esta fiesta. El fútbol espeso del Calderón también se ha mudado. Sólo Correa alborotaba. El Málaga sólido atrás y casi mortal en dos contras. Borja Bastón casi se convierte en el canterano del Atleti en hacer el primer gol del Metropolitano aunque con otra camiseta, pero Oblak lo evitó.

Ese gol tenía acento francés y pelo rubio. Aunque Saúl lo acechara, con su 8 de Luis a la espalda, su forma de decir 'estoy aquí'; estoy, y me he mudado con vosotros. Aunque cuando lo hizo era el minuto 61' y Torres estuviera en la banda para entrar. Era la segunda parte, había entrado Carrasco para arrancarle la espesura al partido y volcar el juego a Roberto. Le paró a Koke, le paró a Saúl, pero le disparó Griezmann, hasta entonces gris, y se hizo el gol, el primero de este estadio. La jugada había sido de Correa, en la banda, centro al corazón del área, donde espera la ambición rubia, pierna derecha preparada. Gol. Locura. Su juego de manos. Y el final perfecto a este principio, porque Oblak sacó otra de sus manos ante Rolón, minuto 89, y evitó que este comienzo fuera como el del Calderón, un empate. Oblak paró y el Wanda Metropolitano le ponía victoria al primer partido de su historia.

Cuando ese silbato volvía a sonar, piiii, ahora a final, muchos miraron y hubo un escalofrío general. Por un lado, ya no se sentían extraños. Por otro, de repente, fueron conscientes de algo, de que cuando llegue el invierno, no volverán a sentir ese aire frío que subía del río, de que eso que pasó tantas veces ya nunca volverá a suceder. Pero viejo, Calderón, estate tranquilo. De veras. El Wanda Metropolitano es buen sucesor. Guardará tu legado. En su grandeza también estará la tuya. Siempre.