En Estambul ya se ve a Doncic como número uno del draft 2018
Sus números (15,1 puntos, 8,3 rebotes, 3,1 asistencias) son incluso inferiores a sus sensaciones. Todos le designan como el nuevo rey del baloncesto.
Decididamente, Luka Doncic ha adelantado por la izquierda a Markkanen y ya es la sensación definitiva del Eurobasket 2017. Los elogios dedicados por el seleccionador español, Sergio Scariolo, antes de la final (“es para frotarse los ojos, me deja boquiabierto”) estaban justificados. Más allá de los números del jugador del Madrid (15,1 puntos, 8,3 rebotes y 3,8 puntos por partido), transmite sensaciones de jugador de época. Su exhibición ante España impresionó a crítica y scouts en el Sinan Erdem. “Habrá que estar muy loco para no elegirle número uno del draft, juega como si tuviera 26 años”, era la conclusión de la prensa especializada. Después de debutar en la ACB con 16 años, dos meses y dos días, Doncic, elegido mejor jugador joven de la la liga española y de la Euroliga esta temporada, ha dado un salto más en el Eurobasket gracias a un entrenador audaz y ambicioso, Igor Kokoskov, que ha decidido poner en sus manos y en las de Dragic el futuro de su selección. Kokoskov lo había anunciado el martes en AS: “Doncic jamás había tenido un rol así. Esto es muy distinto a lo que tiene en el Madrid”. Por lo visto, Doncic estaba para esto y para más. Hay quien ve en esta explosión al Kukoc de la Final Four de Múnich en 1989. O al Gasol de 2001 en la Copa del Rey de Málaga. Un jugador de época. Por eso, salto a la NBA es inevitable y, seguramente, casi inmediato.
Previsiones especializadas como la de NBA Draft le sitúan como número cinco a 279 días de la lotería del próximo año, por detrás de nombres como Michael Porter (Missouri), a quien se ve salvando las distancias como el futuro Kevin Durant o Marvin Bagley (Duke), una suerte de nuevo Lamar Odom según la web especializada. En todo caso, otros pronósticos sí sitúan a Doncic en el número uno del draft por su capacidad para jugar en tres posiciones, su lectura del juego y su tremenda madurez. “Nadie me impactó como él. Tiene muy claro qué quiere y dónde va, él no va a tener distracciones”, decía días atrás Sergio Rodríguez en AS. Doncic aparece como la imagen de un nuevo tiempo, un jugador global. Las principales dudas de los ojeadores de la NBA giran en torno a su porcentaje de tres puntos (apenas llega al 34 por ciento en este campeonato) y su velocidad de piernas para defender. Es cierto que Doncic es un jugador más de fundamentos que de físico, que hace el desequilibrio cuando bota con la cintura más que con las piernas. No es un jugador con un primer paso como el de Dragic. Nada que con ese físico no parezca mejorable. El Madrid apalabró un nuevo acuerdo con él que todavía no se ha firmado en el que se establece una mejora lógica en el contrato pero que dejará su cláusula de rescisión, probablemente, en unos tres millones de euros. No parece, sin embargo, que Doncic vaya a durar más de un año en el Madrid. Sería realmente extraño. Sólo hace falta imaginar qué debe estar contándole Igor Kokoskov, su seleccionador y uno de los gurús de los técnicos ofensivos, de la NBA.