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ENTREVISTA | MEXICANOS POR EL MUNDO

"Quiero ser el mejor entrenador en la historia de México"

Benjamín Mora, entrenador del Johor Darul Takzim FC de Malasia, compartió con AS su experiencia en el país asiático: cómo llegó, cómo vive, a qué aspira, con qué sueña...

Ciudad de MéxicoActualizado a
"Quiero ser el mejor entrenador en la historia de México"
Cortesía: Benjamín Mora

El fútbol, como la vida, es una lucha continua. Día a día. Tiro a tiro. Pase a pase. Arrojo, aventura, el tópico "dar el paso". Despojarse. Romper fronteras. Buscar la felicidad, donde quiera que esté. Benjamín Mora (México, 1979) es la encarnación de ello. Curtido una familia de futbolistas (su tío jugó en el Puebla de los 70), probó suerte en las fuerzas básicas de 'La Franja' y del Necaxa, deambuló por las divisiones inferiores del fútbol mexicano, formó parte de una pretemporada con el primer equipo de los poblanos; y jamás debutó en Primera. Dejó el fútbol, a los 24 años: "Mi papá tenía una empresa de entretenimiento, hacía eventos. Lucha libre y boxeo, presentaciones de artistas, pero no era lo que me apasionaba, no era muy feliz". La experiencia le marcó y le enemistó del deporte que tanto atesoraba. Hoy, a los 38 años, Benjamín Mora dirige al Johor Darul Ta'zim Football Club, tricampeón de la Superliga de Malasia, el equipo más popular de su país: "El América de aquí". Una peripecia.

Un agente de futbolistas, a quien conoció durante su periodo como auxiliar de Carlos de los Cobos en Querétaro, fue quien lo contactó para la aventura; un auténtico salto al vacío. En 2016, Mora tomó el avión y aterrizó en Johor, con las llaves del filial del Darul Ta'zim, militante de la Liga Premier (Segunda División), sin derecho al ascenso por su condición. El príncipe del sultanato del estado de Johor, dueño del club, le encomendó dos objetivos: formar jugadores aptos para el primer equipo y terminar entre los primeros cinco lugares de la clasificación, lo que significaría acceder a la Copa de Malasia, en la que enfrentaría a equipos de la Primera División. El inicio de la aventura, no obstante, no fue el mejor: "Perdimos los primeros cuatro partidos y se encendieron los focos. El príncipe hizo una investigación de campo con lo que estábamos haciendo y la retroalimentación que le hacía el equipo técnico y los jugadores era muy buena". Después, el camino se enderezó: "El primer juego que ganamos fue 5-0 y, de ahí, no perdimos en 15 partidos. Empezamos a tener buen fútbol, mejor funcionamiento, mucha confianza. El equipo empezó a jugar muy bonito. Llegamos a ser líderes y, al final, terminamos empatados en segundo lugar. El príncipe terminó muy contento". 

Al término de la temporada, la directiva de 'Los Tigres del Sur' optó por ascender a Mora como técnico del primer equipo, en detrimento del argentino Mario Gómez. La razón: el estilo del juego no era del agrado del príncipe, a pesar de los múltiples títulos conseguidos: cinco en tres años. "El príncipe quería jugar bonito; es muy aficionado al Barcelona y le gustan las triangulaciones, tener mucha posesión, la presión". Sin embargo, la premura con la que se hizo del cargo fue un gran obstáculo: "Me dio la oportunidad dos días antes del primer partido. No hice pretemporada, no armé al equipo, no pude escoger los refuerzos, no traje a mis asistentes. Solo me pasan del primero al segundo". El inicio fue, nuevamente, cuesta arriba. Cuatro derrotas como debut: "El príncipe se molestó y me apretaron las tuercas. Tenía que cambiar el estilo de juego y me costó mucho trabajo todo el proceso. Y de ahí empezamos a ganar y a ascender lugares. En la fecha 9 ya eramos el primero y en esa posición duramos hasta la 15". Eventualmente, el Johor Darul Ta'zim Football Club logró el campeonato, su tercero consecutivo, aunque no lo hizo con Mora en el banquillo, sino con el portugués Ulisses Morais. La razón: la Confederación Asiática de Fútbol no validó la licencia de Mora, conseguida a través de la Femexfut: "Ellos solo conocen la UEFA Pro, para dirigir torneos como la Champions League, o A-Licence de Australia, y cómo nunca había ido ningún mexicano y como la licencia de la FMF nunca se había utiizado en Malasia, quedé en trámite de aprobación". No obstante, Mora no abandonó el cuerpo técnico y el título de liga le fue concedido.

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Tras un breve paso por la Champions League asiática, en la que el Darul Ta'zim cayó en la segunda ronda de clasificación contra el Gamba Osaka 3-0 (el campeón de Malasia debe superar dos fases previas antes de entrar al torneo), Mora mantiene una marca positiva en el timón: 23 victorias, seis empates y cinco derrotas. Una experiencia de vida. Una andanza: "Tuve que salir 19,000 km para tener éxito. Para mí, salir de México con mi hija y con mi mujer y aventurarme en otro país, otro continente, otra cultura, todo fue muy difícil. Se requirió de mucho valor, mucha decisión. Estamos bien, contentos, tranquilos. Cumpliendo los sueños que teníamos desde hace mucho tiempo". Malasia, a pesar de sus peculiaridades, de su lejanía con la cultura mexicana, ha tratado bien a la familia Mora; pocos obstáculos han encontrado, uno de ellos es el idioma, aunque saber inglés les ha allanado el camino: "Ellos hablan malayo, que es bastante complicado. No lo domino, de hecho solo he aprendido ciertas palabras para poder ejercer en el fútbol, como ‘corre rápido’, ‘echale ganas’, indicaciones básicas de la cancha. Pero muchos se manejan con el inglés, aunque no al 100% (...) Si no sabría inglés, yo no podría haber trabajado aquí. En la calle, cuando vamos a comer, o a salir a lugares, o a comprar cosas, sí cuesta un poco. La cultura es muy distinta: es un país muy religioso (musulmán); hay cosas que son mal vistas, como la forma de vestir en occidente. Tenemos que adaptarnos a eso. La alimentación, nada que ver: todo tiene muchas especies, comen mucho puerco. Pero nada fuera de lo normal, ninguna piedra en el zapato".

Eso sí, a Benjamín Mora no le gusta hacer planes, pues sabe que la vida es imprevisible. No descarta regresar a México; ha recibido ofertas de equipos del Ascenso MX. Asia le tienta: dirigir en China, en Japón, en Tailandia. O, ¿por qué no, en Colombia, Perú, Bolivia? ¿O quizá en Hong Kong, donde también ya lo buscaron? ¿O dar el salto a la Superliga de Grecia, a la que también tuvo opción de llegar? El futuro está abierto, pero la meta inamovible: "Quiero ser el mejor entrenador de la historia de México, en el sentido de logros. Quiero lograr cosas importantes. Otro objetivo es, en algún momento, tener la oportunidad de dirigir a mi selección, pero paso a paso". Al final, ¿qué es la vida, sino una lucha continua? Una aventura: "Yo cambié toda esa comodidad por venir a comer aquí muy raro, a vivir muy raro. Dije, '¿qué es lo peor que me puede pasar? Que me vaya mal y me regrese'. Pero no pasa nada, no me hace peor, me hace mejor porque viví una experiencia más en mi vida".