Crecer al lado de Zidane
He vuelto a Madrid anoche después de unos días en mi querida Francia. Y allí pude comprobar la locura que significa, entre los aficionados al deporte y la Prensa, el fichaje de Mbappé por el Paris Saint-Germain. Algo casi similar a lo que se vivió hace unas semanas con la apoteósica llegada de Neymar al club de la capital gala. Ahora sabemos que la perla del fútbol francés, de sólo 18 años, ha preferido el PSG al Madrid y que no lo vamos a ver vestido de blanco esta temporada o la siguiente como muchos queríamos. Peor para él. Más todavía cuando se escucha a Zinedine Zidane hablar de otra perla, la española. No dudo de que Unai Emery es un buen profesional pero será muy difícil que Mbappé tenga con el vasco tanto apoyo y cariño como lo que Marco Asensio está recibiendo de Zizou.
Desde que tiene al jugador balear bajo sus órdenes (julio de 2016), el técnico nacido en Marsella no se ha equivocado nunca y ha sabido protegerle de todos esos peligros que rodean a los cracks muy jóvenes y demasiado mediáticos. Ayer volvió a pedir paz y tranquilidad para Asensio porque sabe de la fragilidad de los superdotados de este deporte. Él mismo lo ha vivido en sus propias carnes y es consciente de que “el ruido de fuera”, tal y como el técnico francés definió a las numerosas alabanzas que está recibiendo el delantero madridista, puede entorpecer su progresión. Me cuentan que Asensio tiene un padre maravilloso pero en su día a día de jugador puede contar con el mejor de los protectores y el mejor de los profesores. Algo que, seguramente, le hubiera venido muy bien a Mbappé.