Golpe de autoridad de Márquez en territorio comanche
Ha logrado la cuarta victoria del año, esta vez sobre mojado, tras batir a Petrucci en la última vuelta, y se pone líder empatado a puntos con Dovizioso, tercero.
Tan eterna como emocionante ha resultado la carrera del GP de San Marino, por la lluvia, que conlleva inevitablemente caídas, y por tanto como hay en juego, un título de MotoGP que continúa en un pañuelo, aunque ahora con sólo tres candidatos en lugar de cinco. Ha ganado Márquez, porque a su lado el caballo de Espartero no es más que un Poni. También porque se maneja en los límites como nadie y los lleva más lejos que los demás, al punto de ser capaz de derrapar con su Honda bajo la lluvia como si fuera tarea fácil. Y, sobre todo, porque es un caníbal que no perdona nunca y en un día en el que le valía ser segundo, justo por delante de Dovizioso, no se ha conformado y ha privado en la última vuelta a Petrucci de su primera victoria mundialista.
Marc comparecía a la parrilla del Marco Simoncelli con tres caídas en su haber este fin de semana, la del viernes, la del sábado y la del warm up de esta mañana. Esta última resultó especialmente desagradable, porque camino del box vio con impotencia cómo le abucheaban, a lo que se le ocurrió responder lanzando besos a la grada. Pura ironía para salir del paso y pasar página rápido, evitando así desconcentraciones tontas para la hora de la carrera. Había mucho en juego en ella y fue él quien se llevó una victoria que vale su peso en oro.
La parrilla de MotoGP ya había visto como se producían 23 caídas en Moto3 y otras 23 en Moto2, por lo que estaban todos en alerta. Aún así, hubo nueve con Abraham, Crutchlow, Lorenzo, Baz (en dos ocasiones), Barberá, Aleix, Lowes y Rabat. Especialmente dolorosa fue la de Lorenzo, y no sólo porque saliera por orejas. Llegó en la séptima vuelta, cuando lideraba camino de la que podía ser su primera victoria en la clase reina sobre la Ducati. Tenía en ese momento cuatro segundos y medio sobre el trío perseguidor, pero la caída era algo que podía suceder en cualquier momento y le tocó a él.
A partir de ahí la pelea por el triunfo quedó reducida a las posibilidades de Petrucci, Márquez y Dovizioso. El hasta hoy líder de MotoGP se conformó con la tercera plaza y acabó cruzando la meta a 11.7 de la cabeza. Petrux, en cambio, sí que lo dio todo. Aguantó primero hasta la última vuelta, pero una vez en ella sufrió la furia de un Márquez que le pegó un pasadón en la apurada de final de recta y luego fue capaz de sacarle un segundo en la meta, marcando además en ese momento la vuelta rápida de la carrera. Celebró la victoria casi como si fuera un título, por importante y por carácter, sin arruinarle la fiesta después los lamentables pitos que tuvo que escuchar desde lo más alto del podio.
El que se quedó fuera de la ceremonia de trofeos fue Maverick, quizá el más perjudicado por la aparición de la lluvia. En seco estaba para todo, pero en agua no le dio nada más que para ser cuarto. Limitó los daños con ese resultado y sigue en la pomada por el título, ahora a 16 puntos de Márquez y Dovizioso, que también están empatados a cuatro victorias aunque figura Marc por delante por mayor número de segundos puestos (3-1).
Notable fue la actuación de Rins, que cruzó la meta octavo con la Suzuki (partía vigésimo), y muy floja la de Pedrosa, con una decimocuarta plaza que le aleja ya a 49 puntos de la cabeza. No ha sido capaz ni de superar al ausente Rossi, que permanece cuarto, a 42 puntos de los dos primeros. Y para el recuerdo quedará la manera de cruzar la meta de Zarco, que tras quedarse sin gasolina en la última curva, se hizo toda la recta empujando su Yamaha para entrar decimoquinto. Casi podría decirse que para él fue la mayor ovación del día, porque a él si le apoyaron desde la grada como se apoya a estos héroes. Besos para todos desde Misano.