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Cara Pau Gasol, cruz Álex Abrines

México

Pau Gasol es el máximo anotador de la historia de los Campeonatos de Europa. Detrás de él ya los gigantes de su generación (Tony Parker, Dirk Nowitzki) y de las pasadas, con el recuerdo que siempre merecen Epi, Emiliano (séptimo y octavo)… y los 31,2 que promedió Nikos Galis con su 1,83 (el único por encima de los mil puntos en el torneo además de los tres NBA citados). ¿Cuánto durará este récord? Nadie en activo está cerca y este es el último Eurobasket en formato bienal. A partir de ahora se jugarán cada cuatro años, así que suponemos que durará mucho.

Gasol puede salir de este Eurobasket con su tercer MVP (superaría a Kresimir Cosic, al que ahora iguala con dos) y su séptima medalla desde que abrió expediente internacional con el bronce en 2001 (a las que hay que sumar el oro de Saitama y los tres metales olímpicos). Pau Gasol es tan bueno que da la sensación de que los récords simplemente se apilan unos encima de otros y casi de cualquier manera (como una estantería en la que no caben más libros) en un currículum que es historia del baloncesto FIBA. Es una máxima que su talento mantiene vigente en 2017 y camino de los 38 años: mientras esté en pista, España es favorita contra cualquier Selección del mundo que no se llame Estados Unidos. Una última frontera que, dice Scariolo, estuvo más cerca que nunca de caer en la final de Londres.

Cómo de alargada es esa influencia de Pau Gasol en la psique de la Selección y de los rivales lo demuestra que España parece inmune a las ausencias (aunque vendrán pruebas con fuego real en Estambul) a pesar de que estas se amontonan de forma inmisericorde: Grecia no tiene a Antetokounmpo, Francia no cuenta ni con Batum ni con Gobert (y Parker dejó la selección) y la herida de Serbia es muy profunda (Teodosic, Nedovic, Bjelica, Jokic, Raduljica, Kalinic…). Pero España, además del adiós de José Manuel Calderón, tampoco cuenta con Rudy, Felipe, Claver, Ribas, Llull, Mirotic (ni Ibaka, claro) y Abrines, el último en caer. Faltan siete de los que jugaron la semifinal contra Estados Unidos en Río 2016. Así que España podría tener tantos motivos como cualquiera para sentirse agraviada e insegura. Pero no hemos visto ni rastro de eso en Cluj-Napoca. Ni, acabe la cosa como acabe, lo veremos en Estambul. Tal cosa no parece posible. No en el equipo de Pau Gasol.