Nuestra Liga y esa España que se vacía
¿Es el fútbol un indicador del nivel de las ciudades? Pues no deja de serlo. Recuerdo que una vez le pregunté a mi amigo Robinson la diferencia exacta, en Inglaterra, entre ‘city’ y ‘village’. Me ilustró que ‘city’ eran las que en la edad media tenían obispo. “O sea, como ahora tener equipo en Primera”, añadió con su proverbial sencillez. No es que hoy lo único que cuente sea el fútbol, pero cuenta. Y nuestro mapa de España, provincia a provincia, tintado según tenga equipo en Segunda, en Primera, o en ambas, es revelador. Habla de las varias (más de dos) velocidades de España. Habla sobre todo de la España que se despuebla.
Me interesó por este asunto un buen colega, Blas López-Angulo, al que le dio por extrapolar las inquietudes de Sergio del Molino en su tratado sobre ‘La España Vacía’ al fútbol. Hay un corredor mediterráneo, que va de Cádiz a Girona, bien surtido de equipos de Primera y Segunda, con el raro hueco de Alicante. Eso incluye tres de Primera y otros tres de Segunda en Cataluña, todos en zonas costeras. Lleida queda fuera. El País Vasco tiene cuatro en Primera. Tirando por la costa del Cantábrico hacia el Oeste se pincha justamente en Cantabria por las desdichas del Rácing, pero Asturias y Galicia tienen su buena presencia.
Otra cosa es la Meseta. Madrid concentra riqueza y equipos, como Sevilla en Andalucía, con Córdoba luchando por su espacio. Madrid es una isla volcánica rodeada de la nada. En la ancha Castilla y hasta en Aragón hay que hacer muchos kilómetros para enlazar dos equipos siquiera de Segunda. Y gracias a que a León la salva Qatar. En Extremadura no hay ninguno. Los tiempos de la Mesta quedan lejos. Las revueltas de la Historia nos dejan el triste mapa futbolero de esa España que no tuvo su televisión autonómica, o la tuvo tarde y pobre, y se queda hasta sin fútbol. La España que se vacía, mientras discute que si Cristiano, que si Messi...