¿Qué fue de Diego Alonso, el estilete del adiós al infierno?
El uruguayo fue el pichichi en el ascenso del Atlético a Primera. En el 2017 es uno de los 50 mejores entrenadores del mundo para FourFourTwo.
Cuando un futbolista que ha militado en un equipo finalista de Champions League en la temporada anterior, finalizando como máximo goleador del club en la competición, accede a jugar en Segunda División para tratar de ascender a un equipo histórico se gana el cariño de sus aficionados de por vida. Es el caso de Diego Alonso, que después de haber disputado la Liga de Campeones con el Valencia firmó durante una temporada por el Atlético para tratar de conseguir que a la segunda oportunidad los rojiblancos pudiesen regresar a la primera categoría española.
El equipo rojiblanco se guardaba una opción de compra por el futbolista a final de temporada por 1.200 millones de pesetas que finalmente no ejercería pese a los 22 tantos anotados que le sirvieron para ser pichichi de la competición. El ‘Tornado’ jugaría posteriormente en el Racing, Murcia y Málaga antes de regresar a Sudamérica y pasar brevemente por la liga china. Actualmente dirige al Club de Fútbol Pachuca, fue nombrado como el trigésimo noveno mejor técnico del mundo en el año 2017 para la revista FourFourTwo y estará el Mundial de Clubes donde podría medirse al Real Madrid.
Diego Martín Alonso López (Montevideo, Uruguay, 16 de abril de 1975) debutó en primera división en el año 1997 con el Bella Vista a una edad más madura de lo habitual, superando ya la veintena. Pronto demostró su valía como goleador, un rematador capaz de poner en riesgo su integridad física para llegar a cada balón. Carácter, brega y planta que con su 1,88 de altura le llevaron a hacer goles con facilidad destacando en el remate de cabeza y al primer toque, algo que le hizo ganarse su fichaje por Gimnasia y Esgrima de La Plata en 1999. Antes, llevó a cabo una gran Copa Libertadores con el Bella Vista donde marcó 5 goles en 10 partidos, logrando un hat-trick ante el Estudiantes de Mérida en fase de grupos y marcando en la ida y la vuelta de octavos frente a Universidad Católica de Chile.
En Gimnasia y Esgrima, el Tornado se ganó el cariño de la afición muy rápido y sus números goleadores crecieron de forma notable. Completamente identificado con el club, sus 17 goles en 32 partidos en el equipo argentino llevaron al Valencia a poner los ojos en el futbolista de 25 años y a la selección uruguaya a convocarle por primera vez. El equipo che pagó 9 millones de dólares por Diego Alonso en la temporada 2000/01 y su llegada no pudo ser más ilusionante. Tras debutar como titular en Austria ante el Tirol Innsbruck en la fase de previa de la Champions, partido que acabó sin goles, el uruguayo marcó un doblete en Mestalla en la vuelta ganando por 4-1, un resultado que llevó al equipo español a la fase de grupos de la competición europea. El Valencia había sido finalista de la Champions el año anterior, cayendo contra el Real Madrid en París y en esa temporada volvería a rozar la gloria llegando de nuevo hasta el último partido. Según avanzaba la temporada los minutos del delantero se fueron reduciendo mientras que los de John Carew crecían como la espuma. Pese a esto, Diego Alonso fue el máximo goleador del equipo en Champions con 6 tantos, añadiendo a los dos de la fase previa un gol a Olympiacos, otro al Heerenveen y un doblete frente al Sturm Graz, todos ellos en grupos. Tras esto, su presencia en la competición europea desapareció por completo y no jugaría en cuartos contra el Arsenal ni en semifinales ni en la final ante Leeds y Bayern de Múnich respectivamente, donde los penaltis decidieron el título para los alemanes. La responsabilidad goleadora había recaído en el noruego Carew y en Juan Sánchez. En Liga sumó dos tantos, ante Rayo y Numancia para finalizar su primera temporada fuera de Sudamérica con 8 goles anotados en 32 partidos.
El Valencia buscaba delantero y pensó en Salva Ballesta, que había sido pichichi de Segunda con el Atlético anotando 21 goles que no sirvieron para ascender, ya que los rojiblancos quedaron en la cuarta plaza. El equipo valenciano pagó 1.800 millones de pesetas por un jugador que dos temporadas antes había sido el máximo goleador de Primera con el Racing. En una operación independiente los dos clubes acordaron la cesión de Diego Alonso. En el Atleti se volvió a sentir como en casa con una afición que premiaba cada esfuerzo de los suyos como si fuese un gol y ahí el uruguayo era el mejor, sudando la camiseta pese a tener mayor o menor acierto. En Segunda disputó 39 partidos en los que marcó 22 goles, el que más de la competición donde el Atlético finalizó en la primera plaza. Formó pareja con un Fernando Torres que daba sus primeros pasos dejando ya detalles de estrella y se convirtió en su mentor en una campaña donde el Niño marcó 6 goles en Liga. Dejó una de las imágenes de la celebración del ascenso en Neptuno cuando se enfrentó a un policía que le había golpeado con la porra. Su sangre caliente provocó que varios aficionados y compañeros tuviesen que separar al delantero para que la situación no fuese a mayores.
El Atlético no ejerció la opción de compra por el uruguayo y fichó a Javi Moreno, además de incorporar cedidos a Luis García y a José Mari. Diego Alonso se marchó al Racing, donde marcó un gol en 23 partidos y posteriormente al Málaga sumando 6 tantos en otros 23 partidos de Liga. En 2004 partiría a los Pumas de la UNAM de México, ganando el Torneo Apertura de ese año. Su buen rendimiento en el club mexicano, anotando 12 goles, le hizo regresar a España, al Murcia que jugaba en Segunda División. Tras una temporada frustrante, se marchó a Uruguay a jugar en Nacional anotando un gol clave para eliminar a Boca en la Copa Sudamericana y en 2007 tuvo una aventura exótica en China, en el Shanghai United. El final de su carrera se produjo volviendo a Gimnasia y Esgrima La Plata y posteriormente a Peñarol, donde colgó las botas en 2011.
Pero no se desligó del fútbol y rápidamente comenzó a entrenar dando sus primeros pasos en el Bella Vista en el que había debutado como jugador. El buen inicio de Diego Alonso en el cargo provocó que el conjunto uruguayo mantuviese a la categoría pese a la mala situación en la que el Tornado recogió al equipo. Antes de convertirse en el referente del Pachuca entrenó a Guaraní, Peñarol y Olimpia. En diciembre de 2014 se une al equipo mexicano de cara al Torneo Apertura y desde entonces ha dirigido 123 encuentros tocando el cielo en el torneo Clausura 2016 proclamándose como campeón. En los cuartos de final el Pachuca se impuso al Santos Laguna por un global de 4-3, en semifinales derrotaron al León (3-2) y en la final el rival fue Monterrey. Franco Jara marcó el gol del partido de ida para dar la victoria al Pachuca y en la vuelta el resultado fue de empate a uno con un tanto de Víctor Guzmán en el tiempo añadido que sirvió a los de Diego Alonso para levantar el trofeo de campeón. Algo que le llevará a disputar el Mundial de Clubes donde se podría medir al Real Madrid. Este hito ha llevado a la revista FourFourTwo a situar al técnico en el puesto 39 como mejor entrenador del año 2017, una lista donde Simeone ocupa la cuarta posición.
Y quién sabe si en un futuro Diego Alonso podría pasar algún día al banquillo rojiblanco, después de las aptitudes mostradas en Sudamérica. Un inicio y un carácter que guarda similitudes con las características del Cholo, donde el esfuerzo no se negocia y el hambre es una parte básica del juego, algo que ambos trasladaron desde el campo hasta los banquillos.