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No hay mejor inversión que el jugador español

España aplastó a Italia un día después de cerrarse el mercado de verano, dos realidades sin aparente conexión, pero que invitan a situar a los jugadores y al fútbol español en el contexto de un negocio que se ha disparado tras el fichaje de Neymar por el París Saint Germain. Sólo un internacional español, Álvaro Morata, ha figurado entre los grandes traspasos del verano. Sin embargo, un vistazo a la Selección y a sus excelentes jóvenes jugadores permitiría pensar en un cerco de la Premier League y de los clubes sostenidos por los petrodólares. No ha sido así.

Todo apunta a un magnífico periodo de la Selección, como sucede en los clubes. Las cuatro últimas temporadas de la Liga de Campeones han sido conquistadas por equipos españoles: tres veces el Real Madrid (2014, 2016 y 2017) y el Barça en 2015. Este año, España ha ganado el Europeo Sub-17 y ha sido finalista del Campeonato de Europa Sub- 21. Hace dos años, la Selección ganó el Europeo Sub-19. Frente a Italia, figuraban en el equipo titular o en el banquillo jugadores del calibre de Isco (25 años), Carvajal (25), Koke (25), Asensio (21), Saúl (22), Arrizabalaga (22). Todos juegan en equipos españoles. Un día antes, España barrió a Italia en el amistoso Sub-21 que se disputó en Toledo. En el equipo estaban Ceballos, Soler, Lato, Aaron y Oyarzabal, todos con una buena cantidad de partidos en Primera División y todos pertenecientes a equipos de la Liga española.

En un periodo del fútbol que asiste al fichaje del segundo mejor jugador del Barça, Neymar, por el París Saint Germain, se puede pensar en una revolución del mercado y de los objetivos de los clubes. Todo indica que España figura entre los dos o tres países con más y mejores futbolistas jóvenes. Jugadores de la talla de Isco, Asensio, Saúl y los jóvenes de la Sub-21 deberían de incluirse entre los más codiciados del mundo. Quizá lo estén, pero la mayoría sigue en la Liga.

Pocas veces ha sido más evidente que no hay mejor inversión de los grandes equipos españoles que en los jugadores nacionales. Es una realidad que ha influido de manera palpable en la relación de poder en la Liga y en la Liga de Campeones, ahora dominadas por el Real Madrid, un club que apenas atendió al mercado español durante el trienio de Mourinho -11 fichajes extranjeros (Di María, Özil, Khedira, Carvalho, Adebayor, Coentrao, Sahin, Varane, Altintop, Essien y Modric) y sólo cuatro españoles (Pedro León, Canales, Callejón y Diego López)- y que en los cuatro últimos años ha girado radicalmente, con una prevalencia de fichajes españoles. Todos los jugadores que se han añadido esta temporada a la plantilla son nacionales: Theo (doble nacionalidad), Vallejo, Ceballos, Achraf (doble nacionalidad), Marcos Llorente y Mayoral.

Este viraje del Madrid le ha resultado muy barato en el ámbito económico y brillante en el capítulo deportivo. Se puede interpretar como la consecuencia del éxito de las tres temporadas anteriores, caracterizadas por una masiva llegada de futbolistas españoles, algunos procedentes de la cantera. La importancia de Carvajal, Isco, Asensio, Nacho y Lucas Vázquez es indiscutible en el mejor Real Madrid en muchos años. Algo parecido ha ocurrido en el Atlético de Madrid con Juanfran, Gabi, Koke y Saúl. En cambio, el Barça, que durante años presumió con razón del concurso de la cantera en el primer equipo, ha decidido seguir la ruta contraria.

Apenas se ha visto la aportación de los jóvenes del filial en las dos últimas temporadas y el club ha actuado más en el mercado internacional que en el español. De los últimos 11 fichajes de las tres últimas temporadas, ocho son extranjeros: Cillesen, Umtiti, Digne, Arda Turan, André Gomes, Dembélé, Semedo y Paulinho. Los tres españoles son Alcácer, procedente del Valencia, Denis Suárez y Deulofeu, los dos últimos con pasado en la cantera. Este giro ha coincidido con la sensación de declive que transmite el equipo. El Barça ha mirado fuera cuando no hay mejor política que invertir en jugadores españoles.