Carreño doma a Shapovalov, va a cuartos y acaricia el top-10

Pablo Carreño está sin duda en el mejor momento de su carrera. Con 26 años ha alcanzado la madurez que le permite competir en la segunda semana de un Grand Slam. En 2017 ya lo había hecho en Roland Garros, donde cayo en cuartos contra Rafa Nadal, que le reventó físicamente. Y este domingo lo ha vuelto a hacer en el US Open sin perder ni un set. El gijonés ha domado a una fiera con mucho futuro, Denis Shapovalov, canadiense de 18 años con quien ni siquiera pudo hace bien poco al propio Nadal (le ganó en tres sets en Montreal). Y lo ha hecho con un aplomo sobresaliente. En tres sets, todos resueltos en la muerte súbita: 7-6 (2), 7-6 (4) y 7-6 (3). Carreño puede soñar con grandes cosas en este torneo. De momento, sube al puesto 13 del ránking, el mejor suyo de siempre, y si pasa a semifinales, podría entrar en el top-10. Dependerá también de lo que haga David Goffin. Intentará hacerlo este martes contra el argentino Diego Schwartzman que, con la pierna derecha vendada tras un tiempo muerto médico, ganó al francés Lucas Pouille por 7-6 (3), 7-5, 2-6 y 6-2.

Carreño y Dolgopolov no se conocían personalmente. Nunca se habían enfrentado, pero si se habían estudiado. El español sabía que no podía restarle desde muy atrás. Nadal lo hizo y le fue mal. Y esa valentía tuvo premio. Además, tuvo una consistencia tremenda desde el fondo, con menos fallos (29-55) y sin necesidad de conectar muchos golpes ganadores (25-54). El canadiense le jugó abriendo ángulos para rematar después con su revés a dos manos. Y también le funcionó, pero no con tanta frecuencia como le hubiera gustado. Fue un duelo bonito, con algunos golpes magistrales de los dos, en el que se impuso la eficacia del jugador que ha crecido desde hace unos años en la academia de Juan Carlos Ferrero.

Lo que le faltó a este adolescente, que ya es el 51 del mundo, es experiencia para manejarse en momentos delicados. La que le sobró a Carreño para remontar en el primer set con todo en contra (5-3 y saque de su rival y 5-5 con 15-40 para Shapovalov); para sobreponerse a una rotura cuando había dominado en la segunda manga por 4-1 y para volver a darle la vuelta a la tortilla en la tercera. Las tres veces ganó en el tie-break (ya suma 50 a favor en su carrera), templando los nervios que no pudo contener su contrincante. Carreño ya está bien cuajado, y ojo que si se lo cree puede plantarse en la final.