El centrocampista andaluz deslumbró al Bernabéu con una actuación que recordó a la mejor versión del manchego. Su imagen rodeado de italianos trajó a la memoria la de Iniesta en 2012.
Una imagen vale más que mil palabras. Y la del encuentro de ayer entre España e Italia posiblemente sea la que sitúa a Isco en el centro de la acción, rodeado de jugadores italianos que le vigilan e intentan frenar el torrente de fútbol del andaluz en el día que se consagra como presente y futuro de la Selección. Ante dicha foto no se puede sino evocar la icónica imagen de Iniesta en 2012, tomada durante la primera jornada de la Eurocopa de 2012. En ella Iniesta, dos años después del gol a Holanda, es ya el hombre en el que se centran las miradas de las defensas rivales y hasta cinco jugadores de la 'azzurra' se afanan en presentarle oposición.
Cinco años después Isco ha dado un paso al frente. Justo cuando el fútbol español comienza a necesitar un relevo que ocupe el lugar del manchego en La Roja. Justo cuando la figura de Marco Asensio, por su espectacular momento, fijaba toda la atención. Justo en el momento perfecto el de Arroyo de la Miel dio una clase magistral. En un gran escenario, ante un equipo mayúsculo tal vez no por su estado actual, pero sí por entidad y empaque, y en un contexto fundamental, no solo porque España se juegue el pase a un Mundial, sino por las urgencias que un pasado brillante suponen para el bloque actual.
La imagen, más allá de la anécdota, es la muestra de que la magia de la Selección tiene, al menos, los cimientos de la continuidad y que el madridista debe ser el encargado de liderar ese apartado. La actuación de Isco debería suponer un antes y un después en su papel en la Selección. A Isco e Iniesta les separan nada menos que 94 internacionalidades. Tal vez demasiado como para ponerle la etiqueta de 'sucesor', pero es indudable que Isco va quemando etapas, superando pruebas (como lo ha hecho en su club) y que, a juzgar por las imágenes, llega en el momento justo para la Roja.
