AS, con el gigante Muresan (2,31): “Fui del Barça por un día”
Fue un icono en la NBA en los 90. “Dios me puso a jugar al baloncesto”. Nacido en Cluj, en 1993 estuvo en Barcelona. Firmó pero el Barcelona lo echó atrás.
“Aquí no me conoce nadie”, sonríe Gheorghe Muresan sabiendo que es imposible que pase desapercibido por las entrañas del Polyvalent Hall. Sus 2,31 metros le convierten en el hombre más alto que jamás pisó una pista de baloncesto a nivel profesional. Muresan nació en Triteni, a escasos 50 kilómetros de Cluj Napoca, la capital de Transilvania. Estos días hace de embajador de la ciudad en el Eurobasket. Aunque apenas ejerce, también es vicepresidente de la Federación Rumana de baloncesto. “Vengo cada año aquí. Cluj es la mejor ciudad de Rumanía de lejos. Para mí venir aquí son recuerdos de la infancia: mi padre, mi madre, hermanos, hermanas…”. Muresan tiene ahora 46 años y vive en Washington DC, donde estableció su residencia para siempre después de jugar seis temporadas con los viejos Bullets. “Tengo pasaporte americano y, ¿sabe lo mejor? Una pensión. La NBA es una gran familia, mi segunda familia”.
Muresan dice no recordar tener una infancia más complicada que el resto por su desmesurada altura, fruto de un desorden en la glándula pituitaria. “Jugaba al fútbol con los niños. Me gusta. Sigo viendo algún partido, los de gran interés como los Madrid-Barcelona. ¿Es usted fan de alguno?”, interroga. Muresan se toma su tiempo para contestar. Le gusta ironizar. Cuando se le pregunta quién fue la primera persona que le puso a jugar al baloncesto, contesta sorprendentemente: “Dios. No soy una persona muy religiosa pero lo creo así. Hasta que empecé a jugar al baloncesto, yo jamás había visto un partido. ¿Para qué?”. Muresan tiene una historia que le conecta con España. Después de salir de Rumanía rumbo a Pau para jugar en el Orthez, el Barcelona empezó a seguirle la pista. En 1993, y cuando los Washington Bullets ya le habían elegido en la segunda ronda del draft (número 30) para jugar en la NBA, Muresan estuvo en Barcelona. Sentado junto a AS, así lo admite: “Sí. Estuve un día en Barcelona. ¿Aíto? Sí, era Aíto García Reneses quien estaba en Barcelona. Firmé un contrato con el Barça pero al final del día se había roto. ¿Qué pasó? No lo sé. Sólo sé que al final del día pasó seguramente lo mejor para el Barça y para mí. Nunca echo la vista atrás, no sé qué hubiera pasado. No tengo arrepentimientos. No he vuelto a España. Lo tengo pendiente. Me gustaría volver un día a Barcelona y a España con mi familia”. La versión oficiosa que corrió por la Ciudad Condal es que no pasó el reconocimiento médico con el Barça pero que el club azulgrana prefirió no hacerlo público para no obstaculizar su carrera en la liga profesional.
Muresan, pues, fue a la NBA, donde se convirtió en el jugador más alto que jamás ha pisado una cancha. Medía unos milímetros más que Manute Bol. Allí fue un personaje. Hasta protagonizó la película My Giant junto al cómico Billy Cristal. “Jugué muchos noches en la NBA. Cada día era importante para mí. Nunca me sentí una estrella sino un jugador duro de equipo. Hubo buenos días y malos días. Había días que me sentía el mejor. Me trataron muy bien y allí sigo”. No se le ve con un profundo conocimiento del Eurobasket que se jugará, pero asegura que “España es de los mejores equipos, seguramente el favorito. Es el equipo que más jugadores de la NBA tiene y Pau Gasol es un jugador de gran talento”. Muresan dice que ahora tiene dos oficios: “Marido y padre”. Tiene dos hijos: “Juegan a baloncesto pero para mí lo más importante es que se formen. Son buenos estudiantes”. Si se pregunta en qué posición juega, contesta: “Usted qué cree”.