Nadal remonta ante Daniel con paciencia y 40 golpes ganadores
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En este US Open parece que no hay mañanas, tardes ni noches tranquilas. En una jornada en la que se fueron a la calle Dimitrov y Berdych; en la que sufrieron para ganar Goffin, Thiem y Monfils, y Federer necesitó cinco sets para pasar a la tercera ronda (ya acumula diez), Rafa Nadal lo logró salvando una situación comprometida ante Taro Daniel. El japonés de 24 años, 121 del mundo, nacido en Nueva York y formado en Valencia, se adelantó con peculiar estilo y audaz atrevimiento, y metió también el miedo en el cuerpo al español con un break en el segundo set. Al final, Nadal remontó un 0-1 por 26ª vez en un Grand Slam: 4-6, 6-3, 6-2 y 6-2 en dos horas y 53 minutos. Ya había sufrido ante Lajovic y tuvo que luchar para vencer por desgaste y experiencia a un contrincante al que aún le faltan horas de vuelo. Lo hizo con 40 golpes ganadores. Ahora le espera Leo Mayer, el argentino que entró en el cuadro beneficiado por la baja de Andy Murray y que ganó a otro japonés, Yuichi Sugita, por 6-7 (3), 6-4, 6-3 y 6-4. Eso será el sábado.
Nadal no estuvo cómodo en el primer set, nada cómodo ante el descaro, la valentía y la tranquilidad con la que Daniel jugó los puntos. Con sus saques de mecánica poco ortodoxa, obligó al balear a restar desde muy atrás y no le dejó tener el control de los intercambios con la continuidad necesaria. Aunque intentó evitar el tremendo revés a dos manos del nipón, este le respondió con derechazos notables y con alguna dejada oportuna. Demostró que tiene recursos, muy de escuela española. Con 4-3 en el marcador, Rafa desaprovechó dos bolas para romperle el servicio a su rival y lo pagó. Porque en el siguiente juego fue él quien encajó un break letal. Luego peleó a la contra, pero dos fallos forzados le entregaron el parcial a Daniel.
La segunda manga no empezó bien para Nadal, que superó un momento crítico tras perder el saque y restar con 2-1 en contra. Lo hizo tirando de casta y cerrando la rotura con un passing marca de la casa que se tragó el japonés. Lo celebró como si de una victoria se tratara. Al campeón de Roland Garros le estaba faltando profundidad con su drive y con el revés tampoco le corría mucho la bola. Había que pelear y mucho. Y tener paciencia para intentar agotar a un Daniel muy pertinaz. Por suerte para el de Manacor, la efectividad de Taro con el primer servicio fue bajando y eso le permitió conectar golpes con más potencia y defenderse mejor. Tuvo que poner la maquinaria al límite y aparecieron sus genialidades para sumar otro break y poder sacar para empatar. "¡Vamos!", rugió el número uno al conseguirlo. Gran alivio.
Potencia y cansancio
Nadal se puso serio y cambió la velocidad de bola martilleándola con violencia al tiempo que Daniel empezaba a acusar el cansancio de haber jugado cinco sets el día anterior. Porque en este caso no importan los años, sino la resistencia, más mental incluso que física. Y ahí el rey es Rafael, como le llama su tío Toni. Así tomó ventaja pronto rumbo al 2-1. Faltaba rematar una dura faena. Taro no parecía en condiciones de hacer daño al resto y con una doble falta regaló el quinto juego del cuarto set y se alejó mucho de la sorpresa. Una campanada que no llegó, pero que anduvo cerca.