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Chicago Bears

Mitch Trubisky brilla mientras Mike Glennon defrauda

En los Chicago Bears insisten en que el quarterback rookie no jugará este año ya que el titular es el que llegó fichado de los Tampa Bay Buccanners.

Actualizado a
CHICAGO, IL - AUGUST 10: Mitchell Trubisky #10 of the Chicago Bears passes as Quentin Gause #49 of the Denver Broncos gives chase during a preseason game at Soldier Field on August 10, 2017 in Chicago, Illinois. The Broncos defeated the Bears 24-17.   Jonathan Daniel/Getty Images/AFP
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JONATHAN DANIELAFP

Los Chicago Bears, desde la cima de los despachos hasta el último utillero, pasando por todo el grupo de entrenadores, como un sólo hombre, juran y perjuran que Mike Glennon es el quarterback titular del equipo y lo seguirá siendo durante toda la temporada, lesión mediante. Que Mitch(ell) Trubisky, el rookie por el que subieron hasta el puesto número dos del draft, no tiene porque ver el campo este año, que se lo toman con calma.

Qué lástima que la realidad suela estar ahí para hacer trizas todos los planes.

No, eso aún no ha pasado. Lo de tirar a la papelera las intenciones de toda una temporada, digo. Que un sólo partido de pretemporada es mucho para sobrerreaccionar, incluso para los Chicago Bears. Pero tras lo visto en este encuentro contra los Denver Broncos, lo cierto es que el argumento primordial del equipo para con el puesto clave de la NFL, el de QB, se tambalea que da gusto.

Y es que Mith(ell) Trubisky tuvo un debut fantástico. Magnífico. Entró en el campo en el último drive de la primera mitad y consiguió liderar a su equipo hasta un touchdown de Víctor Cruz. En la segunda mitad, que la jugó entera, no pudo completar la remontada en un partido que su equipo perdió, sí, pero acabó con un fantástico 18 de 25 en pases completados y 103,1 de QB Rating.

Más brillante, aún, si lo comparamos con lo que sus dos compañeros y rivales por el puesto hicieron. De Mark Sánchez nadie espera nada ya y, por lo tanto, apenas nada que decir de él salvo que no aportó nada.

El problema es que Mike Glennon, que firmó por 45 millones de dólares y tres años en esta agencia libre, proveniente de los Tampa Bay Buccaneers, fue un completo desastre. Su segundo pase del partido fue una intercepción que Chris Harris retornó para touchdown. No pudo poner más de dos balones en las manos de sus compañeros y acabó su actuación con un mondo y lirondo 0,0 de QB Rating.

Oh, oh. Vienen curvas en Chicago.

Aporto, también, algo de perspectiva a tan brutales números: en modo alguno se parece este juego del football siendo quarterback si tienes enfrente a parte de la defensa titular de los Denver Broncos, una de las mejores de la liga, que si tienes delante a los jugadores que no van a ser capaces ni de estar en la plantilla cuando ésta se reduzca a 53 jugadores. Que a Glennon le intercepta Chris Harris, como he dicho, uno de los mejores cornerbacks de la liga.

Ahora bien, lo que es cierto es que los partidos de pretemporada no son azuquita. Estamos hablando de encuentros entre equipos de la NFL en la que todos los presentes, jugadores y entrenadores, se juegan mucho. Se juegan crédito, se juegan su futuro, se juegan el ser juzgados por los aficionados, se juegan el crear corrientes y tendencias de opinión que son muy difíciles de sacar del cuerpo de las franquicias cuando las impregnan.

Y hoy es el primer día en el que los Chicago Bears, no la institución sino su masa social, está como una moto por Mitch Trubisky y con muy poquitas ganas de hablar de Mike Glennon. Nunca es cosa menor esto.