La incógnita se llama llama Ruth
La pregunta no puede ser más dolorosa: ¿pasará Ruth Beitia la calificación en salto de altura? Duele porque la española es la actual campeona olímpica, por lo que, en principio, dudar de que vaya a acceder a la final ya es raro. Pero es que Ruth ha pasado, quizá, el peor via crucis de su vida. “Cuatro meses horrorosos”, ha calificado la mejor atleta española de todos los tiempos a esta etapa premundialista. Una lesión en la espalda la dejó fuera de combate, pero Ruth tiene lo que hay que tener (leed el libro de Tom Wolfe, aunque se refiera a otras cosas). Se le piden 1,94 metros.
¿Y qué suponen 1,94 metros? Pues una altura que para Ruth es como desayunar todos los días, por lo habitual, pero que en este accidentado 2017 se ha convertido en algo así como el Everest. Únicamente ha podido con esa medida en una sola ocasión, en la reunión de Madrid, el 14 de julio pasado. No son tiempos felices para la discípula de Ramón Torralbo. Ella comenta algo así como que “sólo sé que no sé nada”, porque una cosa son los entrenamientos y otra muy distinta la competición, y ahí, Ruth es una maestra. Yo quiero pensar que, como me dijo Ramón Cid, “está mejor de lo que parece”. Quiero creerlo. Pero la prueba va a ser dura y exigente. Y Ruth no llega en su mejor momento.