"¡Atletas, bajen del escenario!"
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, para muchos aún los mejores de la historia, se cerraron el 9 de agosto con una ceremonia a ritmo de rumba catalana. España había cubierto su actuación más destacada de siempre, con 22 medallas: 13 de oro, 7 de plata y 2 de bronce. Ese mismo día se habían añadido las dos últimas, con sabor agridulce, porque fueron finales perdidas. La plata de Faustino Reyes, un boxeador que había ido “a aprender”, supo a oro, si nos agarramos al tópico. Pero la de waterpolo supo muy amarga, a terrible derrota: 8-9 ante Italia después de tres prórrogas. Miki Oca, hoy seleccionador femenino, tuvo el tiro del empate, pero lanzó al poste. La espina se la sacaron cuatro años después en Atlanta 96: 7-5 a Croacia. “Lo de Barcelona nos dolió tanto, que nos endureció”, rememora Oca.
La Ceremonia de Clausura, decíamos, se convirtió en una fiesta rumbera. Se rescató al gran Peret, a Los Amayas... y se incorporó a un grupo joven: Los Manolos. En contra de la creencia general (¡cómo se distorsionan los recuerdos!), Los Manolos no cantaron aquel día el himno ‘Amigos para siempre’, sino que lo hicieron Josep Carreras y Sarah Brightman. “Es increíble cómo te pueden recordar por algo que no pasó nunca”, apunta un ‘manolo’. En el momento álgido, con Peret a la guitarra, un tumulto de deportistas se subió a bailar al escenario. La plataforma no estaba lista para tanto peso y se temió lo peor. Al presentador, Constantino Romero, le pidieron por el pinganillo que hiciera algo. Sólo se le ocurrió gritar: “¡Atletas, bajen del escenario!”. Un célebre broche a unos Juegos mágicos.