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CUADRANGULARES

A 10 años del récord de Bonds ¿quién puede amenazarlo?

Barry Bonds rompió la marca de jonrones de Hank Aaron hace una década pero ¿Cuánto tiempo más prevalecerá?

Ciudad de MéxicoActualizado a
SAN FRANCISCO, CA - AUGUST 05: Former San Francisco Giants outfielder Barry Bonds is introduced on the field during a ceremony honoring the 1997 team before the game against the Arizona Diamondbacks at AT&T Park on August 5, 2017 in San Francisco, California.   Jason O. Watson/Getty Images/AFP
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Jason O. WatsonAFP

No importa lo que diga Grandes Ligas, BALCO, los votantes al Salón de la Fama o la farmacia de la esquina. La coordinación mano-ojo y la velocidad de bate no se venden en ampolletas inyectables.

Habrá a quien no le guste, pero Barry Lamar Bonds se convirtió en el Rey del Cuadrangular hace una década, cuando desapareció en la oscura noche de San Francisco un lanzamiento de Mike Bacsik, de Washington, para romper un empate 4-4 en la quinta entrada.

Seis cuadrangulares después, el hijo pródigo de la Bahía caminaría hacia el retiro de forma anticlimática, envuelto en una nube de esteroides, de la que no se desprende al día de hoy.

Y las sospechas son justificadas. Después de promediar 29.2 jonrones por temporada entre los 21 y los 30 años de edad, Bonds encontró la fuente de la eterna juventud, según reportes en forma de una crema, pastillas e inyecciones, para disparar 411 pelotas detrás de la cerca entre los 31 y los 39 años de edad, o lo que es lo mismo: 45.6 jonrones por temporada.

No es en vano que Bonds sea la imagen publicitaria de la era de los esteroides. Pero los laboratorios no venden cuadrangulares. Los esteroides no batean jonrones. No funcionan solos. Se requiere talento y trabajo y una maldita vista 30/30.

Durante 10 años, la marca de 762 cuadrangulares de Bonds ha permanecido, al igual que los recuerdos de su swing con la velocidad del rayo y las pelotas al fondo de McCovey Cove. Eso no lo puede quitar Bud Selig o un asterisco.

En 2017, la pelota ha vuelto a volar como en los 90. ¿Será que haya en Grandes Ligas alguien capaz de borrar de los libros la imagen que el béisbol no quiere ver? Veamos a los sospechosos comunes.

Dos nombres deben estar en la cima de la lista. Los niños de oro de MLB. Mike Trout, quien cumple precisamente hoy 26 años, y Bryce Harper, próximo a cumplir los 25. Sería injusto hacer un listado de jonrones sin Aaron Judge y Giancarlo Stanton, y también se vale mencionar al segundo con más vuelacercas en activo, Miguel Cabrera.

Sin un orden en particular.

Judge: El inmenso jardinero de los Yankees tomó las Grandes Ligas por asalto esta temporada, en la que va por el camino rápido hacia el premio de Novato del Año, y está en la discusión a MVP pese al slump después de dominar el Home Run Derby.

Encabeza la Liga Americana con 35 bambinazos y de apegarse a las proyecciones, finalizaría el año con 52 y un nuevo récord para un novato. Impresionante, pero ¿lo suficiente para amenazar a Bonds? Desafortunadamente para Judge, su carrera inició tarde, a los 25 años de edad, por lo que parte con unos metros de desventaja. Claro que si promedia 50 jonrones por campaña, se recupera terreno muy rápido, pero eso es una falacia.

Bonds jugó hasta los 42 años, con o sin ayuda química. Suponiendo que Judge juegue hasta los 38, una edad realista, le quedan otras 14 temporadas en Grandes Ligas, en las que tendría que dar exactamente 50 jonrones por año. Con fines meramente comparativos, Bonds superó los 50 jonrones en su carrera solo una vez, con los 73 de 2001.

Cabrera: Miguel Cabrera es el mejor bateador de su generación. Un reloj que marca la cuenta regresiva a Cooperstown desde que debutó a los 20 años de edad en 2003. Un tipo con el poder y la coordinación para hacer con el bate prácticamente lo que quiera.

No es en vano que después de 15 años en Grandes Ligas cuatro títulos de bateo, un porcentaje de .318 y sea el segundo toletero en activo con más cuadrangulares (459).Pero las lesiones comienzan a cobrarle factura a Miggy.

Este año apenas tiene 13 palos para la calle, y solo ha superado la barrera de los 30 una vez en las últimas cuatro campañas, frenando el ímpetu que lo proyectó como la principal amenaza al récord. Con 34 primaveras en la espalda, Cabrera necesitaría darle un vuelco de 180 grados a la tendencia si quiere ser quien amenace a Bonds. Es improbable.

Tiene 459 toletazos en 15 temporadas, 30 por año, y a ese paso necesitaría otros 10 años de 30 jonrones para acercarse a Bonds. No es necesario decir mucho más.

Stanton: El toletero de los Marlins es precisamente eso: Un cañonero de cepa. Dinamita pura. Con 27 años cumplidos y 245 cuadrangulares a sus espaldas, Stanton se ha erigido como la imagen del bateador de poder de su generación.

Pero lo que Stanton tiene de poder, también lo tiene de mala suerte. Nunca ha jugado más de 150 partidos en una temporada a causa de las lesiones, el principal motivo por el que nunca haya rebasado los 37 jonrones en su carrera hasta este año (llegó a 37 el martes) y “solo promedia 30 vuelacercas al año en sus 8 temporadas.

Mantener ese paso hasta los 38 años de edad lo pondría unos 200 jonrones lejos del récord de Bonds. Tendría que cambiar su suerte, su salud y encontrar la forma de prolongar su carrera. ¿Alguien dijo bateador designado?

Bryce Harper: El dinámico toletero de los Nationals pegó el martes el jonrón 150 de su carrera, a los 24 años y 295 días (la misma edad exactamente que tenía Trout el día de su cuadrangular 150, esas cosas no se pueden inventar). Debutó a los 19 años, lo que significa una ventaja en su carrera hacia la historia, pero descubrió su swing de cañonero puro hasta su cuarto año, cuando se despachó con 42 vuelacercas.

Le tomó poco más de cinco temporadas para llegar a 150, a un ritmo de 25 jonrones al año. Pero es justo decir que aún no llega a su punto más alto. Lo mejor de Harper está por venir, especialmente en la manera que está cambiando el béisbol.

Actualmente, Harper está a 612 cuadrangulares de la historia. Supongamos que a Harper le quedan unas 14 temporadas más en Grandes Ligas, hasta los 38 años de edad. Nesitaría un ritmo de 43.7 por temporada. Si le sirve de consuelo, son tres jonrones menos por año de los que promedió Bonds entre los 30 y los 39 años. Agarren sus palomitas.

Trout: Mike Trout es un pelotero distinto. Similar al Bonds antes de ir a la farmacia. Poder y velocidad. Nada monstruoso, pero muy consistente. Dinamismo puro. Electricidad. Como muestra de ello son sus 191 cuadrangulares y 156 bases robadas en sus primeras siete temporadas.

Bonds acumulaba 176 vuelacercas y 259 estafas en sus primeras siete campañas, con 27 años cumplidos. Así que en cuestión de poder, Trout tiene una ventaja. El problema es que todas esas proyecciones resultan inútiles con Bonds al considerar la segunda mitad de su carrera. De Cualquier forma, Trout tendría que conectar unos 38.1 vuelacercas al año por los próximos 15 años.

Hasta el momento, es la cifra más realista. Pero no es muy probable. Hay Bonds para rato y es momento de resignarse.