Zidane, 'El señor de las finales'
El entrenador francés salió triunfal de cada final a la que llegó. Desde la de la Undécima a la de la Duodécima, su Real Madrid ha sabido competir y ganar.
Con la Supercopa de Europa a la vuelta de la esquina, la figura de Zidane rebaja hasta niveles mínimos la preocupación madridista por la desastrosa pretemporada. A la hora de la verdad, en las finales, el francés, un hombre de récords, es el seguro más fiable, no en vano se ha impuesto en cuatro de cuatro (sólo una dentro de los 90 minutos), además de en la de la Décima, en la que fue el segundo de Ancelotti. Tanto es así que su cuerpo volando por el impulso de sus jugadores es ya imagen icónica y representativa de la historia reciente del Real Madrid.
La Undécima, desde los 11 metros
Zidane tuvo que alcanzar la mayoría de edad tan sólo seis meses después de ser presentado como primer entrenador del Madrid. La cita, nada menos que una final de Champions ante el Atlético, lo exigía. Y no sólo cumplió, sino que incluso superó las expectativas. Aquella noche en Milán rubricó su primera gran obra: lo que pareció un experimento algo arriesgado en enero se convirtió a todas luces en un acierto en mayo; tras pasar por los 11 metros, el equipo desalmado ya había recuperado su gen ganador.
Supercampeón a última hora
Sólo hubo que esperar poco más de dos meses para comprobar cómo guiaría ZZ a su equipo en su segunda final, la primera del curso. Entonces, en Trondheim, el Madrid le enseñó al Sevilla la misma lección que al Atlético en la Décima, con Ramos de nuevo como principal ponente: el atractivo equipo de Sampaoli sorprendió y acarició la victoria, pero otro cabezazo del central de Camas en el 93' mandó el partido a la prórroga, en la que decidió una carrera épica de Carvajal.
Campeón del mundo con susto
Si en las semifinales contra el América sorteó cualquier sobresalto, el Madrid se complicó la vida frente el desconocido Kashima Antlers en la final del Mundial de Clubes, en la que se dejó remontar y tuvo que aguantar hasta la prórroga para que Cristiano marcara dos goles, cerrase su hat-trick y asegurara un título que se daba por hecho antes siquiera de viajar a Japón.
La Duodécima, a lo grande
13 días después de levantar la primera Liga en cinco años, el Madrid miraba de frente a la historia. En Cardiff tenía la oportunidad de repetir un doblete de otra época, no conseguido desde 1958. Y así llegó a Cardiff, decidido a por la Duodécima. Una primera parte apretada dejó paso a una segunda en la que, espoleados por las consignas de Zidane en el descanso, los blancos barrieron a la Juventus para convertirse en leyenda por duodécima vez.