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BRIGHTON 2 - ATLÉTICO 3

El Atleti gana y deja dudas

Los de Simeone se impusieron al Brighton, que llegó a empatar el partido dos veces. Al final, un gol de Lucas decidió el amistoso. Otro gol de Torres.

Madrid
El Atleti gana y deja dudas
ADAM HOLTAction Images via Reuters

Se decidió Ryan, portero del Brighton, a animar el partido por primera vez cuando éste se iba al descanso. Hasta entonces había sido un dominio absoluto del Atleti. Un dominar sin sudar, eso sí, dominar por inercia, dominar sin más. Cuatro días después de ganar la Audi Cup estaba el Atleti en la fiesta del Brighton, un bisoño en la Premier que se estrena en una semana y quería hacerlo a lo grande, midiéndose a un rival Champions, rival de entidad.

La diferencia entre uno y otro, al principio, era como pretender ir a combatir a la guerra con una pistola de agua. Un abismo. Desde el inicio el Atleti jugaba, tocaba y dominaba y el Brighton, esperaba. No es que fuera cortés por cicerone, es que tampoco parecía darle para más. Sólo sus centrales, Duffy y Dunk, dos torres, intercedían ante un Atleti sin Filipe, donde Filipe era Lucas y Lucas y Carrasco, los mejores jugadores.

El partido, que invitaba a la siesta por el ritmo, monótono, sin sobresaltos, pendía de los arreones del Atlético y las carreras de Carrasco. Un Atlético que, con tres partidos en una semana y alguna ampolla de Segovia aún en los pies, jugaba quince, descansaba otros quince. Podía. Daba igual. Llegaría el gol, llegaría. De un modo, de otro, pero vendría. Era tal el abismo, la diferencia. 

Estuvo a punto en otra jugada llena de rebotes, caída de Carrasco pidiendo penalti y el árbitro, Kevin Friend, un amigo, pitando mano porque el belga ya lo había agarrado para quedárselo. Del Brighton la única jugada con peligro, por decir alguna cosa, llegó después de que cruzaran por primera vez la línea del centro y Hemed cabeceara un balón ante Oblak que, lo dicho, que fue como disparar con agua. Se iba el partido al descanso cuando, de repente, lo de Ryan. Porque Gaitán, de pronto, probó a lanzarle un balón sin peligro desde veinte metros y al portero parecieron invadirle los nervios. Fue atraparlo con gesto extraño (era tan fácil...) que se le escapó como si éste estuviese bañado en mantequilla y él no tuviera manos. De potra, con cantada, pero el Atleti ya tenía su gol. Había llegado.

También fue Gaitán el que marcó el segundo, doblete, salvo que en la portería equivocada. Porque había salido el Brighton como si en la caseta se hubiese tomado un café, con otro aire, tres cambios, la entrada de March, entre ellos, y parecía mostrar más ambición. Hasta a Hemed se le había quitado la cara de siesta. En una falta lanzada por Gross desde la frontal, Gaitán devolvió el regalo: la barrera se abrió y él golpeó el balón para encajárselo en la red a Oblak.

El golpe, sin embargo, no duró demasiado. A lomos de Juanfran y su ir y venir constante en la banda, en una, con un centro de cirujano, tan preciso, encontró la cabeza de Torres, que lo cabeceó para enviarlo a la red y volver a escuchar cómo una grada le canta The KidJusto después abandonaba el campo. Los equipos se iban desfigurando, modificándose, con los cambios. Se iba Giménez, entrada Godín, Gabi por Thomas... Y Hemed por Knockaert, el arma del Brighton, mejor futbolista inglés de Segunda la temporada pasada, la pólvora. Quizá se aprovechó de que el Atleti estaba tan confiado en su superioridad que dejó llevarse por ella, pero este Brighton ya no era el mismo que el del principio: Knockaert había volcado el campo y Sidwell empató el partido deshaciendo aquello en lo que más sólido se había mostrado el Atleti esta pretemporada: su defensa.

No sería el fin. Porque ese jugador que al que Simeone le había dado foco al comienzo del partido, Lucas, dándole el sitio de Filipe, palabras mayores, también fue el fin de otra conexión francesa que puede dejar grandes tardes: Griezmann-Lucas. La jugada la inició el primero (más trabajo por detrás que claridad arriba), sentando a un defensa y un tiro que despejó Ryan y cuyo rechace le encajó el segundo. Era la victoria, a tres minutos del final. Respiro general. El Atleti se va de Brighton invicto, pero alguna herida en su traje de pretemporada.