Triverio y Gonçalves obran una remontada de Centenario
Necaxa - Toluca en vivo: Liga Mx, jornada 7 del Apertura 2019
El apacible mediodía toluqueño, más una feria de domingo que un partido de liga, entró en calor cuando Hauche llegó con segundo de retraso al centro de Sambueza. Toluca transpiró y Atlas aguardó, astuto zorro, antes de salir de madriguera, que 66 años de hambruna hacen mella. Entonces, Caraglio recorrió la pradera izquierda y puso el balón en la cabeza de Vigón. El ariete, llanero solitario, fusiló a García a pesar de la resistencia.
Con el botín, y tras el fogonazo alto de Caraglio, ya con suficiente alimento para sobrevivir una tarde en el bosque toluqueño, los Zorros se volvieron a refugiar. Aún tuvieron fuerzas para un rasguño, pero Pérez Durán obvió una mano de García en él área escarlata. Acto seguido, en un alarde de extraña parcialidad, Gómez y González enredaron sus piernas y cayeron como niños sobre un castillo de plástico inflable. Sambueza convirtió pero Pérez Durán denunció una invasión ilegal del rectángulo rojinegro. El mismo truco no tiene efecto dos veces seguidas (a menos que se trate de los Pumas), y Fraga canceló el reintegro de Sambueza. Cuando el árbitro se aprestaba a soplar el silbato, Gómez descubrió un agujero de ratón entre González y Barreiro, y Hauche, picoteo suave, 'raulesco', como detenido en el tiempo, acunó el balón en las redes.
Envalentonados, Diablos y Zorros intercambiaron golpes, más por arrebato que por raciocinio. Caraglio volvió a apuntar a la Banda del Rojo, Fraga volvió negar a Hauche y el argentino erró un cabezazo bajo el travesaño. El bucle se rompió cuando el tiro de Alustiza, envenenado por Salinas, dejó absorto a García e interrumpió bruscamente el ritual del Nemesio Diez: "Señores yo soy del rojo desde la cuna..." Un coito interrumpido, marcha atrás.
Cristante inyectó morfina con Gonçalves, Triverio y Zamora, un recién egresado del parvulario. Las pulsaciones aceleraron en el Toluca y Sambueza desempolvó el pincel; pintó a Triverio en duelo con Fraga y el santafesino venció con una caricia de pie derecho entre sus piernas. Una apasionada carta de adiós. Los Diablos entraron en estado de gracia y al Atlas se le agotó la provisión. El Zorro, jadeante, abrazado por las llamas del infierno, vio pasar un rayo que le fulminó en plena combustión del averno: el obús de Gonçalves, un relámpago que explotó en la meta de Fraga.
El apacible mediodía toluqueño terminó en carnaval, el carnaval de las tardes épicas, como la de junio de 1999. Y con los Diablos en la cima, compartida.
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