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BOXEO

Lomachenko, ante su posible último baile en el superpluma

El ucraniano defiende este sábado por tercera vez su cinturón WBO del superpluma. Se medirá al mexicano Marriaga. Después, podría subir de categoría.

México
Vasyl Lomachenko derriba a Gamalier Rodriguez en su combate en Las Vegas el 2 de mayo de 2015.
REUTERS

La capacidad de bailar sobre el ring como si de una pista de patinaje se tratase sólo cuando unos pocos elegidos entran en acción. Vasyl Lomachenko (8-1, 6 KO) es uno de ellos. El ucranio vuelve a paralizar el mundo del pugilismo para una nueva exhibición en la que su cinturón mundial de la Organización Mundial de Boxeo (WBO, en inglés) del peso superpluma estará en juego. El mexicano Miguel Marrinaga (25-2, 21 kO) será su rival, no se lo pondrá fácil, pero para Lomachenko éste es un combate muy especial.

El ucraniano llegó al boxeo rentado con 396 combates amateur en los que sólo cayó una vez. Ese legado explica que con su breve carrera profesional esté disputando entorchados, el dato y su tremenda superioridad. Lomachenko ya ha sido campeón en dos divisiones (pluma y superluma) y planea volver a ascender. Su cartel en Estados Unidos es muy grande y no le faltan novias. Se habla sobre todo de dos combates: Lomachenko vs Ringondeaux o Lomachenko vs Mikey Garcia.

En ambas opciones se mediría a un invicto, que como él, maravilla al público cada vez que entra en acción. La única diferencia estaría en el peso. Con Ringodeaux tendría que mantenerse o bajar de nuevo al pluma, mientras que con García haría lo más habitual, que es ascender al peso ligero. Lo que si parece claro es que no permanecerá en el superpluma para más combates como el de éste sábado. Eso sí, sus precauciones con Marrinaga son muchas.

El mexicano es un púgil difícil de lidiar. Cuenta con una potente pegada (84% de victorias antes del límite) y sabe encajar muy bien los golpes que le da su rival. Por tanto, no pinta a que vaya a ser un paseo... o sí. Ante Walters y Sosa, Lomachenko dio dos auténticas exhibiciones. No les llegó a noquear como tal, pero ambos decidieron rendirse y no seguir peleando ante el poderío del ucranio. Su esgrima es prodigiosa, es capaz de lograr hacer fallar al rival todos sus golpes. Algo que cansa y desespera, pero no se queda ahí. Desde su guardia zurda se convierte en un rodillo. Pegar, moverse y volver a pegar. Esa es su táctica. Es un rodillo, pero Marrinaga espera ser el cuchillo que lo quiebre. De no ser así, Lomachenko ya mirará a grandes carteles. Hi-Tech no tiene techo.