Paola Espinosa: “Ivana significa mucho más que cualquier medalla”
Junto con el también clavadista mexicano Iván García, ambos dieron a conocer la llegada de su hija Ivana a través de las redes sociales y el mismo día que cumple años Paola.
![Junto con el también clavadista mexicano Iván García, ambos dieron a conocer la llegada de su hija Ivana a través de las redes sociales y el mismo día que cumple años Paola.](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/AZB7ZEGZERPYXG4ROAYLMMHJUY.jpg?auth=748b44a4aa2be985549a476cb9145e13e7a5287795cda5ca42449cc82b57abd9&width=360&height=203&smart=true)
Es un 31 de julio que jamás olvidará: cumple 31 años de edad, celebra el quinto aniversario de su segunda medalla olímpica, en Londres 2012 y debuta como mamá. La clavadista Paola Espinosa luce radiante. Sonríe sin parar. No parece sufrir los estragos de la cesárea de hace unas horas. Mira a su hija, Ivana y la felicidad es total.
La clavadista le echa un vistazo a la recién nacida, en el sillón frente a ella. Es alimentada por su papá, Iván García, también medallista olímpico en la disciplina de clavados. Le acerca el biberón con amor. Son primerizos como padres. Esta emoción, asegura Paola, supera todo.
“Para mí, Ivana significa muchísimo más que cualquier medalla que pudiera haber ganado. Y todavía significa más la palabra familia. Es la familia que estamos formando, Iván, Ivana y yo. Los tres. Iván y yo, primerizos como papás y la verdad es ese el sentimiento que tengo. Más allá de solo Ivana, es la familia que estamos formando porque los dos forman parte de los amores de mi vida”, explica desde la cama, donde atiende amablemente la entrevista.
Asegura, enseguida, que no abandonará la carrera. Todo lo contrario: ahora tiene una motivación extra. “Mi objetivo principal es llegar a los próximos Juegos Olímpicos (Tokio 2020). Será un proceso, espero recuperarme, empezar en octubre a entrenar. Ir al selectivo de Centroamericanos, intentar ir a Panamericanos y Mundial, para llegar a Juegos Olímpicos. No me asusta el ser mamá y seguir siendo deportista. Vengo de una mamá súper luchona, de conocer a mi suegra que también es muy luchona. Han trabajado y criado hijos al mismo tiempo. No le tengo miedo a eso porque me lo han enseñado”, sentencia.
Y ahora el sueño es que Ivana vea a sus padres triunfantes. “Pues imagínate, estaría increíble llegar a Juegos Olímpicos y estar en una Final. Saben que llegando a una Final todo puede pasar. Para mí sería increíble voltear a las gradas y verla echándole porras a su mamá. Y más que pudiera verme en el podio. Me encantaría también estar del otro lado: en las gradas, viendo a Iván tirándose desde la plataforma de 10 metros junto a mi hija Ivana, echándole porras también, luchando por alcanzar una medalla”, concluye la debutante mamá.
“Es lo mejor que me ha pasado”
Iván García es ahora un orgulloso padre. Carga con amor a su hija, Ivana, horas después de nacer. Se da tiempo para atender la entrevista. Pensaba, lo dijo muchas veces, que la sensación de colgarse una medalla olímpica era insuperable. Ahora sabe que no es así.
“Es lo mejor que me ha pasado. Realmente son muchos sentimientos que viví dentro del quirófano, lo que sentí cuando escuché a mi niña llorar. Cuando la tenía abrazada no lo podía creer, apenas estoy... cada que la abrazo me emociono mucho. Es lo mejor que me ha pasado. Pensé que era la medalla olímpica, pero no tiene comparación esto”, explica.
“En todos los aspectos es mejor y lo supera por mucho. Esto es algo que soñé, es lo que me hace plenamente feliz. No necesito más para sentirme feliz que tener a mi familia, que recién estoy formando. Agradecido por todas las bendiciones. La medalla es lo mejor que me ha pasado dentro de lo deportivo, pero en lo general, esto”, añade.
La noche previa no pudo dormir. Y en el quirófano, le faltaba el aire. “Me emocioné mucho y quería llorar. No podía respirar bien porque traía el cubre bocas. Fueron muchas cosas que pasaron en ese momento. Lo mejor fue poder verla sana, que el doctor me dijera que está sana y ver la sonrisa de Paola en ese momento”, concluye el “Pollo” García.